jueves, 3 de septiembre de 2015

Una vida purificada por la Palabra


Muchos jóvenes viven sin ninguna regla en absoluto, pero dichoso aquel que haya una vida limpia a través de la Palabra de Dios.


¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra. (salmos 119:9)
Esta es una pregunta que no muy seguido nos hacemos, ya que tristemente no se considera vivir una vida de santidad. Alguna vez hemos escuchado la típica frase “Disfruta lo que la vida te ofrece, estas en la juventud, ya tendrás tiempo cuando seas viejo para establecerte y ser religioso”. Comparando esta frase con la que nos da el salmista en este versículo,nos damos cuenta de que lo que Dios nos pide, es muy diferente, Guardar su palabra, eso es lo que Dios desea, que vivamos con obediencia hacia Él, pero debemos comenzar lo más rápido posible, sin retraso, preferentemente en la juventud ( eclesiastés 12:1).
Con todo mi corazón te he buscado, no dejes que me desvíe de tus Mandamientos. (salmos 119:10)
¿De qué manera podemos podemos  llevar una vida con pureza?. Buscando a Dios, pero no de cualquier manera, el salmista dice “con todo mi corazon”, sinónimo de sinceridad, integridad, con todo lo que soy, no solamente desea obedecer sus leyes sino vivir con Él, teniendo dependencia hacia Dios, ya que esto nos evitará lo siguiente.., desviarnos de su camino, aun así debemos reconocer que podemos desviarnos, por eso es tan importante una comunión genuina, con la necesidad de rogarle por su ayuda.
En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti. ( salmos 119:11)
Debe conocerse el valor de tomar la Palabra de Dios y guardarla/atesorarla en un lugar seguro, nuestro corazón.  Muchas veces no nos damos cuenta que solo la tenemos grabada en nuestras mentes, que no está mal, pero no en nuestro corazón, (el corazón habla de la práctica de lo aprendido) y eso no nos deja exentos de pecar, por eso debemos buscar, aprender y atesorar sus Mandamientos con un objetivo: No pecar contra El.
¡Alabado seas, oh Señor! Enséñame tus preceptos. (salmos 119:12)
Cuanto más conocemos, más anhelamos conocer, pero cuán importante es desear que Él nos instruya, que sea nuestro maestro. El llevar una vida llena de conocimiento y pureza nos trae  gozo, - expresión que refleja el salmista-, ¡Es inevitable no alabarlo!.
Al entender que obedecerle nos obra para bien, que es de bendición, adoramos y pedimos más.
Con mis labios he contado todos los juicios de tu boca.
Me deleito en seguir tus testimonios, por encima de toda riqueza. (salmos 119:13-14)
Es de suma importancia compartir a los demás lo que Dios nos enseña, ya que esa es nuestra misión: EVANGELIZAR, pero…¿Cuál es la pasión por la que te sientes motivado?
el salmista lo tenía super claro “el camino de sus testimonios”, no había nada importante fuera de Dios. Él debe ser nuestra mayor riqueza, lo indispensable, nuestra razón de vivir, nuestra gratitud.
En tus Mandamientos medito, considero tus caminos.
Me deleito en tus decretos, no descuidaré tus palabras. (salmos 119:15-16)
Su vida iba a estar llena de la Palabra de Dios. En su mente- meditaré, consideraré-, en su corazón -me regocijaré- y en su hábito - no descuidaré tus palabras.


Una entrega radical de la vida a la Palabra de Dios nos permitirá a nosotros, limpiar nuestro camino y disfrutar una vida honrada a Dios, bendecida y más llena de vida.

Escrito por: Agustina Vitarelli

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