“1. Bienaventurados los perfectos de camino, los que andan en la ley de Jehová.
2 .Bienaventurados los que guardan sus testimonios, y con todo el corazón le buscan;
3. Pues no hacen iniquidad, los que andan en sus caminos.
4. Tú encargaste que sean muy guardados tus mandamientos.
5 .Ojalá fuesen ordenados mis caminos para guardar tus estatutos!
6 .Entonces no sería yo avergonzado, cuando atendiese a todos tus mandamientos.
7. Te alabaré con rectitud de corazón, cuando aprendiere tus justos juicios.
8 .Tus estatutos guardaré; no me dejes enteramente.” Salmos 119:1-8
Todos los seres humanos buscan la felicidad, pero la gran mayoría la busca en caminos incorrectos. Este salmo quiere enseñarnos que la verdadera dicha no reside en este mundo, sino que se encuentra siguiendo los caminos perfectos del Señor y guardando sus mandamientos.
Este pasaje me resulta muy ilustrativo sobre la vida espiritual de un seguidor de Cristo, que en obediencia y siguiendo lo que Dios nos manda a hacer, logra ser feliz, ser una persona próspera y sin maldad. Como mencione antes, los humanos buscan constantemente la felicidad, pero la misma solo se encuentra- como se menciona en los versículos 1 y 2- guardando su Ley y sus testimonios, es decir, tomando decisiones conforme a lo que Él desea y nos enseña. Entonces, llevando a la práctica lo anteriormente dicho, no solo lograremos ser bienaventurados, sino que nos alejará de todo aquello que nos impida hacer la voluntad de Dios, todo aquello que no le agrada y nos arranca de su camino. Por eso, debemos hacer nuestras sus Palabras, adueñarnos de ellas y hacerlas una realidad en nosotros. No estoy diciendo que seremos perfectos, si que nuestros caminos lo serán si transitamos por la senda que Él nos marca, porque su Palabra es perfecta: “El camino de Dios es perfecto; la palabra del Señor es intachable. Escudo es Dios a los que en él se refugian.” Salmos 18:30
Si le buscamos de corazón, con todo nuestro ser, con nuestra mente y cuerpo, y dejamos que sus estatutos penetren nuestra vida, dejando que ordenen nuestra forma de obrar y pensar, seremos bienaventurados, libres de pecado e iniquidad, llevando una vida justa y recta. La única felicidad que realmente satisface es la que viene de una relación personal con Dios.
“Sigan por el camino que el Señor su Dios les ha trazado, para que vivan, prosperen y disfruten de larga vida en la tierra que van a poseer.” Deuteronomio 5:33
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