Mostrando entradas con la etiqueta mansedumbre. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta mansedumbre. Mostrar todas las entradas

sábado, 19 de marzo de 2016

La entrega



Lectura: Mateo 26:14-16 (contexto vs. 6-14); Lucas 22:1-6

En nuestro relato de hoy, Jesús acababa de poner en su sitio a los discípulos, y al parecer los encontramos a ellos agachando la cabeza, excepto a uno. Creo poder identificarme con Judas en esta escena. Siempre que se lo nombra se nos hace fácil, automático diría yo, etiquetarlo como “el traidor” y al repasar su historia aseguramos con los ojos cerrados “de todas formas Judas es un traidor y los traidores hacen eso. Traicionan”. Pero esta forma de proceder nos aleja de lo que realmente pasó en ese momento así como de nuestra realidad y la similitud de mi proceder cuando quedo expuesto por el Señor.
Esa misma noche lo que por un lado era fiesta, alegrías y profunda adoración, por otro lado alguien respiraba bronca de un rencor que se venía acumulando y que ahora estaba listo para mostrarse, Judas no entregó a Jesús porque su destino era ser un traidor como solemos creer. Sino que fue luego de aquella noche que aquel discípulo bajó los brazos y a pesar de que se encontraba en la  habitación que el mismo Dios estaba, su corazón se había preparado para Satanás. Fue ahí que Judas perdió, Satanás no lo dudó por un segundo y lo llevó a pactar la entrega de quien pudo haber sido su mismísimo Salvador.
Imagino la escena en aquella casa, Jesús, María, los discípulos y algún que otro amigo (y acá es donde me identifico), y entiendo que fue la falta de humildad lo que le llevó a pensar algo así como:
– ¿Quien se cree éste que es para decirme semejante cosa? ¿Qué se piensa para hablarme así?

“Esto lo saben, mis amados hermanos. Pero que cada uno sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para la ira;  pues la ira del hombre no obra la justicia de Dios. Por lo cual, desechando toda inmundicia y todo resto de malicia, reciban ustedes con humildad (mansedumbre) la palabra implantada, que es poderosa para salvar sus almas.” Santiago 1:19-21
Dos cosas pueden suceder cuando estás frente a la presencia de Dios y quedas expuesto a sus palabras; o te llevan a derramar el corazón y amarlo con lo más íntimo de vos (María). O te confronta  con tus errores y te prepara para recibir su gracia a menos que pretendas rechazarla (Judas). Cualquiera de las dos sea la situación que nos toque pasar, la actitud correcta para presentarte ante Dios es sólo una: presentarnos con humildad (mansedumbre) y te aseguro que Dios no solo se encargará de habitar un edificio, un cuarto o un altar sino que lo más poderoso será poder experimentar Su presencia en nuestro interior.

entregas a Jesús o TE entregas a Jesús, la diferencia “HUMILDAD”. Hoy tú escoges.

“Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados.” Is. 57:15

Escrito por: Ale Barolin

viernes, 6 de noviembre de 2015

Puestos los ojos en Jesús




"Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante,
puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios."
Hebreos 12:1-2


   Hace un tiempo vengo pensando mucho este tema, ¿En quién se fijan nuestros ojos?
Acá Pablo describe un poco la vida del cristiano, o lo que debería ser: "la carrera que tenemos por delante" seguir a Cristo hasta su segunda venida, A CRISTO: Vivir como él vivió, predicando de la salvación por medio de la FE en Él.
  Pero hoy quiero tomar esta porción y referir al peso y pecado con dos significados: 
"teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos" ¿Porqué despojarnos del peso y pecado que nos asedia? Porque estos testigos pueden ser:
  • No creyentes: Debemos despojarnos del pecado, para dar testimonio. ¡Debemos mostrar a Cristo con nuestra vida! Primero que todo: ¡La mejor forma de predicar el evangelio es con nuestra propia vida! No podemos agradar a alguien, haciendo lo que esa persona aborrece, y eso es el pecado para Nuestro Padre, seguimos a Quien murió para librarnos del pecado; no volvamos al lugar del que nos sacó.
  • Hermanos en la fe: Debemos despojarnos del peso, interpretemos peso como lo que cargamos en el corazón que nos impide estar gozosos en Cristo pero hoy hablemos de un peso especial: lo que refiere a nuestros hermanos. Puede ser envidia, puede ser recelo, enojo, cualquiera sea el sentimiento QUE NO EDIFICA  respecto a algún hermano, puede generar algo peor: chisme, tropiezo en mi hermano y finalmente odio, para terminar en AMARGURA. 


   Normalmente esto sucede lamentablemente, por servir a Dios inclusive, un don o talento que no tenemos puede llevarnos a envidiar, una tarea que no nos encomendaron pueden generar recelo en nosotros, una mala actitud puede terminar en enojo, y estas cosas generan un peso.

"Deja la ira, y desecha el enojo; No te excites en manera alguna a hacer lo malo." Salmos 37:8

"El corazón apacible es vida de la carne; Mas la envidia es carcoma de los huesos." Proverbios 14:30
"Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad" 
Santiago 3:14
 Todos estos sentimientos, conllevan una consecuencia, no tan buena ni edificante: Hacer lo malo, empeorar la situación, generar más discordia que paz. Generar amargura para nosotros mismos, sin permitirnos gozar de lo que DIOS NOS DA A CADA UNO con UN PROPÓSITO. Mentir contra la verdad, y muchas veces generar CHISME, el cual Dios no aprueba: "No andarás chismeando entre tu pueblo. No atentarás contra la vida de tu prójimo. Yo Jehová." Levitico 19:16
 Todas estas cosas son pecado y como ya sabemos, del pecado no sólo debemos despojarnos para dar testimonio, sino porque nos aleja de Dios, y estos mismos sentimientos que empiezan por cosas pequeñas, generan grandes consecuencias, y perjudica principalmente nuestra vida.
  Pero a veces, mediante esto llamado "chisme" también estamos del otro lado, podemos ser a quienes envidian, celan, con quienes están enojados...
 Dios a través de Pablo nos da la solución a estas cosas que suelen sucedernos: PONER LOS OJOS EN JESÚS y menciona algo más: "AUTOR Y CONSUMADOR DE LA FE" la fe que decimos tener, de la que contamos a otros, solo JESÚS es el autor de esa FE, sólo JESÚS murió en una cruz para salvarte, no importa que haga el otro para agradar a Dios, no importa que dice el otro de lo que haces de corazón para engrandecer su nombre, ambos trabajan con el mismo propósito, y eso importa. Sea que estés de un lado o del otro, además de la necesidad de arreglar las cosas con nuestros hermanos: 
"Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros." Colosenses 3:12-13 
No sólo por nuestro hermano, y por mí, sino por MI RELACIÓN CON DIOS. Ese es el modo de despejarnos del peso, llevándolo en ORACIÓN y buscando en la Palabra de Dios qué es lo que Él espera de nosotros. 
¿Porqué? Porque es ahí donde debemos fijarnos para continuar en carrera. Porque Al que está a la diestra del trono debemos agradarle, porque es él quien aboga por nosotros, no mi hermano. ¿Es fácil? Claro que no! Se necesita paciencia para soportar, amor para perdonar y pedir perdón, mansedumbre para confrontar y solucionar y humildad para reconocer nuestro peso, nuestro pecado. ¿Cuál sentimiento estoy sembrando en mi corazón que no edifique? ¿Tengo enojo contra algún hermano? ¿Genera amargura en mi corazón que se digan de mí cosas que no son verdad, o me consuela saber que Dios en mi intimidad conoce mi corazón? 
  
 No miremos más para el costado ¿Qué hace mi hermano? ¿Qué dirán de mi?  permitiendo que un tropiezo o desvío cada vez más nos alejen de Dios, y nuestra meta.   Miremos a Cristo, la meta de nuestra carrera, a quien le debemos nuestra salvación y quien alimenta nuestra fe Que nuestra pregunta sea ¿Qué desea Cristo que haga? "Si Dios me pone acá es por un propósito, si mi hermano trabaja allí, será porque es mas útil que otro para la obra de Dios en ese lugar, si la boca de mi hermano se levanta contra mí ¿Algo mal estaré haciendo? Si todo está bien en mi intimidad con Dios, debo ayudarle a ver su error en no decirme primero a mí. Oraré a Dios por este sentimiento." 
   Deseo que Dios moldee tu vida a través de la lectura de hoy y estos sean nuestros pensamientos como seguidores de Cristo la próxima vez que esos sentimientos asomen, conforme a Su palabra. 

"Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo." 1 Tesalonisenses 5:23

  
¡Dios bendiga nuestra carrera!