sábado, 26 de septiembre de 2015

Un Clamor intenso. Un Dios Cercano



Oro con todo el corazón; ¡respóndeme, Señor!
    Obedeceré tus decretos.
146 
A ti clamo; rescátame
    para que pueda obedecer tus leyes.
147 
Me levanto temprano, antes de que salga el sol;
    clamo en busca de ayuda y pongo mi esperanza en tus palabras. Salmo 119:145-147 (NTV)
Es importante entender que en este contexto, en esta época, era posible escuchar la voz audible de Dios para todos aquellos que eran muy apegados a Él.
Es por eso que el salmista al reconocer una situación de su vida no tan sencilla y agradable, extiende un genuino y delicado clamor. Un clamor intenso,entrañable, vigoroso, que no sabe de horarios ni calendarios, porque así como cualquier persona busca desesperada un refugio durante una lluvia con granizos, así el autor de este salmo deseaba encontrarse con la voz de Dios.

Me quedo despierto durante toda la noche,
    pensando en tu promesa.
149 
Oh Señor, en tu fiel amor oye mi clamor,
    que el seguir tus ordenanzas me reanime.
150 
Los que no respetan la ley vienen a atacarme;
    viven alejados de tus enseñanzas. Salmo 119:148-150 (NTV)
Se dedica ahora el escritor de estos versículos a describir y recordar porque busca y clama por la voz de Dios. Es que hay una inamovible confianza en el Dios creador de los cielos y la tierra. 
Sabe muy bien que el Señor no falla a sus promesas, que al escucharlo su corazón volverá a latir con pulso normal, cobrará fuerzas y su ánimo será quien lo demuestre.
Es que en nuestras oraciones dejamos nuestras cargas, luchas y pesares en las manos de Dios; y cuando con amabilidad y gentileza nos responde, podemos sentir su abrazo, su caricia y esa palmada que desencadena una confianza que recorre todo nuestro ser aliviándolo.

Pero tú estás cerca, oh Señor,
    y todos tus mandatos son ciertos.
152 
Desde los primeros días
    sé que tus leyes durarán para siempre. Salmo 119:151-152 (NTV)
Verdaderamente no hay lugar a dudas. Nuestro Dios es cercano a nosotros.
Jamás falla. Nunca olvida sus promesas, ni hace oído sordo a nuestras suplicas.

¿Entendimos que su Palabra es para siempre? ¿confiamos en él?

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