miércoles, 16 de septiembre de 2015

¿Confiar o Negar?



Estoy agotado de tanto esperar a que me rescates

    pero he puesto mi esperanza en tu palabra.
82 
Mis ojos se esfuerzan por ver cumplidas tus promesas,
    ¿cuándo me consolarás?
83 
Estoy arrugado como un odre ahumado,
    pero no me olvidé de obedecer tus decretos.
84 
¿Hasta cuándo tendré que esperar?
    ¿Cuándo castigarás a los que me persiguen? Salmo 119:81-84 (NTV)


Cuando las papas arden, cuando nos están presionando, o las situaciones nos aprietan fuerte es cuando titubeamos. Las circunstancias adversas, los problemas, las dificultades ponen en jaque todo en nuestra vida.

Es indistinto si Dios permite o envía estos valles en nuestra vida, lo cierto es que ponen a prueba todos nuestros compromisos, nuestras declaraciones que efectuamos en nuestra relación con el Todo Poderoso.
El salmista en este segmento nos invita a cultivar la paciencia, el saber esperar y confiar en las promesas y la Palabra de Dios.
No conozco tu situación, si te atraviesan problemas financieros, familiares, amistades, inseguridad de cualquier tipo (emocional, física, etc.), en el trabajo, en tus estudios, o si estas desanimado, pero hoy Dios quiere hacerte una invitación y te dice: CONFÍA EN MI PALABRA.

Este extenso salmo nos muestra todos los beneficios que tiene la palabra de Dios.
Hoy nos llama a colocar las bases de nuestra vida en base a la Palabra de Dios, a no traicionar nuestras creencias y convicciones, nos motiva a que abrasemos con todas nuestras fuerzas las promesas de nuestro maravilloso Dios, no importa la situación que atravesemos, nuestra mejor decisión será CONFIAR en el Soberano Dios.

Si esta actitud no se ha visto reflejada en tu vida, no hagas oídos sordos a la voz de nuestro Señor y con vos audible asumí este compromismo

Casi acaban conmigo,
    pero me negué a abandonar tus mandamientos. Salmo 199:87 (NTV)

No neguemos la eficacia de la poderosa Palabra de Dios, que es viva en sí misma, y tiene la capacidad de transformar nuestra vida.
Y si has perdido las esperanzas y dudaste de su eficacia, repetí junto con el salmista:

En tu amor inagotable, perdona mi vida;
    entonces podré continuar obedeciendo tus leyes. Salmo 119:88 (NTV)

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