Mostrando entradas con la etiqueta debilidades. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta debilidades. Mostrar todas las entradas

miércoles, 14 de septiembre de 2016

Porque cuando soy débil, entonces soy fuerte



Gedeón no era el más reconocido, su familia era pobre y era el menor de sus hermanos; pero Dios quería utilizarlo. 
Los israelitas estaban en apuros otra vez: habían desobedecido a Jehová. Como consecuencia, Dios permitió a los madianitas, que se habían hecho más poderosos, que les causaran daño. Pero el pueblo clamó a Él, y Él lo oyó. 

Jehová le habla Gedeón y le pide que reclute un ejército. Así, él junta a 32.000 guerreros para luchar contra los madianitas, que eran 135.000. Sin embargo, Jehová le dice a Gedeón: ‘Tienes demasiados hombres’, y luego de que le hablara en reiteradas ocasiones, el número de soldados israelíes se reduce a 300. ¡Parecía una locura! Había 450 madianitas por cada israelita. Pero Dios prometió que vencerían, y así fue. (Jueces 6-8)

Sin ayuda de Dios, ¿podrían esos 300 hombres haber vencido al enemigo? Definitivamente NO. Pero Jehová quería demostrar a su pueblo cuanto lo necesitaban y la grandeza de su poder, para evitar que Israel se adjudique la victoria y para que reconociera que no fue por sus propias fuerzas. 

Tal  vez no tengamos un ejército en contra. Pero si tenemos luchas, debilidades y problemas, y es en ellos en los que Dios nos perfecciona; es una oportunidad para que muestre su poder obrando en nosotros y demostrar que su gracia es suficiente. Como escribió el apóstol Pablo en su segunda carta a los corintios:

“Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.” 2 Corintios 12:9-10

Cuantas más pruebas o debilidades tenemos, más dependientes de la fortaleza de Dios debemos ser, y eso quiere decir que estaremos llenos de Él. Si Dios es el mismo que libró al pueblo del enemigo, cuanto más puede ayudarnos. La Biblia está llena de ejemplos de cómo Dios ama y usa a los imperfectos, a las personas ordinarias, para hacer cosas extraordinarias, a pesar de sus flaquezas. Solo debemos ser humildes. No es negar nuestras fuerzas o ponernos por debajo de otros, es ser honestos con nuestras debilidades, aceptar que somos frágiles y que lo necesitamos. Dejemos que Dios haga el trabajo. 

“Sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte.” 1 Corintios 1:27

miércoles, 16 de marzo de 2016

Esa persona en el mundo


Hubo en tierra de Uz un varón llamado Job; y era este hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal. (…) Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal? (Job 1:1.8)
Wow… No había otro hombre como Job en la tierra, esas fueron las mismas palabras de Dios, él era perfecto. La realidad es que Job no era un hombre sin debilidades, ni defectos, o sin pecado (si lees la historia completa, lo vas a poder ver). La Palabra de Dios muchas veces habla de perfección, pero no es la perfección tal como nosotros la entendemos. En el Antiguo Testamento, significa algo completo, íntegro y sincero, pero siempre en sentido relativo cuando se aplica a las personas. Una persona con "corazón perfecto" era aquella que estaba completamente dedicada a Jehová; alguien que, a pesar de sus imperfecciones, estaba intentando seguir los mandamientos de Dios con todas, todas sus fuerzas.
¿Sabés qué? En el momento en que Dios habló de esta manera de Job, estaba contemplando la tierra, y HOY 17 de marzo del año 2016 (o en cualquier momento que estés leyendo esto), Él lo sigue haciendo.
Dios mira desde los cielos a toda la raza humana; observa para ver si hay alguien realmente sabio, si alguien busca a Dios. (Salmos 53:2)
Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él. (2° Crónicas 16:9)
¡Dios quiere mostrar su poder! Él quiere usarnos, quiere que vivamos los hermosos planes que tiene pensados para nuestras vidas, quiere revelarnos su voluntad y que seamos parte de su misión y su mover en la Tierra. Pero Él está buscando personas de corazón perfecto para con él.

De veinticinco años era Amasías cuando comenzó a reinar, y veintinueve años reinó en Jerusalén… Hizo él lo recto ante los ojos de Jehová, aunque no de perfecto corazón. (2 Crónicas 25:1-2)
Él no busca personas que cumplan con obligaciones religiosas, ni personas de perfecta apariencia, busca personas que de todo corazón quieran seguir su camino,
que busquen su voluntad,
que quieran soñar sus sueños,
que tengan pasión por las cosas que Él tiene pasión,
que se animen a confiar en Él a pesar de las circunstancias,
que teniendo otras opciones lo elijan a Él como prioridad,
que tengan la humildad suficiente para depender de Sus fuerzas,
que se aparten del pecado y de las baratijas que este mundo ofrece para ir en pos de lo eterno.

¿Serás vos esa persona que Dios está buscando en el mundo?

Quizás hoy mirás tu corazón y no es perfecto ante los ojos de Dios, pero Pablo dijo:

No es que ya lo haya conseguido todo, o que ya sea perfecto. Sin embargo, sigo adelante esperando alcanzar aquello para lo cual Cristo Jesús me alcanzó a mí. (Filipenses 4:12)
A pesar de lo que fuimos, a pesar de nuestras debilidades, a pesar de nuestros errores de cada día, hoy podemos elegir comprometernos con Dios a obedecerle y buscarle, hoy podemos buscar tener un perfecto corazón, cambiado por Él y alineado a Él.

Ojalá Dios al contemplar la Tierra pueda decir de nosotros: “¿Has visto a mi hij@ ________? Tiene un corazón perfecto para conmigo…” ☺

Sea, pues, perfecto vuestro corazón para con Jehová nuestro Dios, andando en sus estatutos y guardando sus mandamientos, como en el día de hoy. (1° Reyes 8:61)