Me gusta pensar en dos cualidades de Dios, pero lo que más me gusta es que no son contradictorias, al contrario, es bueno poder verlas JUNTAS en hechos concretos.
Una de esas cualidades es la SOBERANÍA DE DIOS, el versículo lo describe asi:
"Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada; y él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano y le diga: ¿Qué haces?" (Daniel 4:35)
Él hace lo que quiere, lo que desea... Su voluntad es su limite; tiene el poder suficiente para hacer lo que quiera!
¿En donde Dios puede ejercer su soberanía? En el cielo y en la tierra, entre los ángeles y los seres humanos. Aunque no podamos verlo, estos dos lugares están impregnados de Su voluntad.
La otra cualidad es la MISERICORDIA DE DIOS, por eso te invito a leer el Salmo 136. Cito sólo dos versículos del capítulo:
"Alabad a Jehová, porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia."
"Alabad al Dios de los cielos, porque para siempre es su misericordia."
Él es misericordioso. Nos ama a pesar de... nuestro pecado, nuestras debilidades, nuestras limitaciones ¡Nos ama igual!
Este Salmo hace un recorrido de la historia de Israel, y a lo largo de ella el salmista RECONOCE Su misericordia.
- ¿Podés ver a lo largo de tu historia la misericordia de Dios? -
Lo hermoso de estas cualidades es poder verlas JUNTAS.
¿Te imaginás un Dios soberano, sin misericordia? Sería un Dios tirano, soberbio, temeroso...
¿Te imaginás un Dios lleno de misericordia, sin soberanía? Estaría lleno de buenas intenciones, pero sin poder llevarlas a cabo por no poseer el poder para cumplirla.
¡Pero nuestro GRAN DIOS es ambas cosas! Soberano y Misericordioso. Su voluntad y su poder para llevar a cabo lo que desea están a nuestro favor, ¡Porque nos ama!
El desea lo mejor para sus hijos, y hace lo mejor por sus hijos. El muestra estas dos cualidades juntas a aquellos que le buscan de todo corazón y confían en el.
Hay razones para alabar a Dios!!
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jueves, 5 de enero de 2017
jueves, 11 de agosto de 2016
Gracia Divina
Lucas 15:7: “Así
es también en el cielo: habrá más alegría por un solo pecador que se arrepienta
que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentirse.”
Es lindo cuando
alguien nos sorprende con un regalo, cuando alguien nos visita, cuando sacamos
una buena nota y no habíamos estudiado mucho, cuando alguien nos ama tal cual
somos en la familia, en una amistad. Notamos que hay, además de lo material que
pueda haber en el medio y del vínculo que nos una, algo más, un plus expresado
en la sonrisa, en el cariño, en el olvido de lo malo que alguna vez haya
pasado. Notamos algo similar cuando nos perdonan, hay algo de más y eso
significa mucho para nosotros cuando pensamos que ni nosotros nos perdonaríamos.
Y por último lo vemos en el amor romántico, alguien nos ama tal cual somos a
pesar de todos los mocos que nos mandemos.
El autor
Philip Yancey, de Gracia Divina vs Condena Humana narra que, “La noción de que
el amor de Dios llegue hasta nosotros sin costo alguno por nuestra parte sin condiciones,
parece ir contra todos los instintos de la humanidad.”
Dios nos
habla de Gracia, eso que es inesperado e inmerecido muchas veces y que estamos
tan acostumbrados a no brindar y a no recibir… Como si se tratara de un defecto
espiritual codificado en el ADN de la familia, la falta de Gracia va pasando de
una generación a otra como una cadena continua. Nos parece normal, natural la
falta de ella, somos ingratos, pero Dios nos dice: Cuando el pecado abunda,
sobreabunda la Gracia. Esto quiere decir que no hay nada que podamos hacer para
que Dios nos ame más y nada que hagamos para Dios nos ame menos. Significa que
Dios ya nos ama tanto como un Dios infinito es capaz de amar.
Lucas
15 plantea una serie de 3 parábolas:
> La moneda oveja perdida
> La moneda
perdida
> El hijo perdido
La gracia es
injusta para el ojo humano, y esta es una de las cosas más difíciles con
respecto a ella. Los relatos nos hablan del exorbitante amor de Dios. El que
nos busca y se alegra, celebra cuando nos encuentra.
Les comparto la Parábola de la moneda perdida: Lucas 15:8 (NTV)
"O supongamos que una mujer tiene diez monedas de plata y pierde una. ¿No encenderá una lámpara y barrerá toda la casa y buscará con cuidado hasta que la encuentre? Y, cuando la encuentre, llamará a sus amigos y vecinos y les dirá: ¡Alégrense conmigo porque encontré mi moneda perdida! De la misma manera, hay alegría en presencia de los ángeles cuando un sólo pecador se arrepiente."
No soy experta
en Gracia pero es la razón que me lleva a escribir esto y a intentar practicarla,
Dios nos da la oportunidad todos los días de llevarla al acto, aprovechemos y
mostremos sin costo la Gracia que viene de Dios…
viernes, 25 de marzo de 2016
Que es la PASCUA para vos?
Faltaba muy poco para el gran
día de la liberación. Ese sería un día muy especial y Dios quiso que fuese
recordado por su pueblo. La fiesta que celebrarían para no olvidar se llamaría
“La Pascua”.
La Pascua es una fiesta judía
y ellos la celebran recordando su liberación de la esclavitud de Egipto. Fue el
catolicismo quién inventó la tontería de que no se puede comer carne roja pero
sí pescado. Los judíos se comieron un buen cordero, ¡y no fueron a pescarlo! Y
si quisiéramos celebrarla tal cual como es tendríamos que comer verduras
amargas, panes sin levaduras y ¡cordero asado!
Para
nosotros, los creyentes en Jesús, la Pascua tiene un significado espiritual y
no tiene nada que ver con comer o no comer carne. ¡Lo menos importante es
lo que vas a comer durante esos días!
Con la
sangre del cordero pintarían el marco de la puerta de la casa y todos los que
estuvieran dentro de ella se salvarían del juicio de Dios.
Para
nosotros, el Señor Jesús representa a ese cordero que fue sacrificado. El
santo, justo y sin pecado fue a la muerte llevando nuestras maldades. Y sobre
una cruz derramó su sangre para darnos vida y salvación.
¿Recuerdas
el día que invitaste a Jesús a tu vida y le pediste perdón por tus pecados? (¿O
aún no lo hiciste?) Desde ese mismo día, Dios te cubrió (pintó tu vida) con la
sangre de Jesús y quedaste libre del juicio de la muerte eterna y del infierno
ardiente. Dios no te salvó porque eres bueno, te portas bien y vas a la iglesia
(porque ninguna de estas cosas te salvan). Él te salvó porque vio la sangre
derramada de Jesús y esa sangre limpió tus pecados y te dio un corazón nuevo.
¡No es
que Dios te haya pasado un trapo mojado con sangre! La sangre representa la
vida. Ser limpiados con la sangre de Jesús significa que la propia vida
resucitada y poderosa de Jesús borra tus pecados y entra en ti para darte vida
nueva y eterna.
No
recuerdes esto solamente una vez al año. Recuérdalo y valóralo todos los días
de tu vida: ¡Soy salvo! ¡Soy perdonado! ¡Soy libre de la muerte y del infierno!
¡Estoy limpio por la sangre de Jesús! ¡Tengo su vida en mí! ¡Soy alguien nuevo!
La levadura es una
representación del pecado. Un poquito de levadura infla toda una masa. Un
poquito de pecado arruina toda una vida. Jesús murió y resucitó para que no
haya “levadura espiritual” en tu vida. No te infles con la maldad. Mantén tu
corazón puro. Confiesa tu pecado y creé que Jesús te perdona y te limpia.
Celebremos el verdadero
significado de la pascua! Celebremos a Jesús
Bendiciones!
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