viernes, 14 de octubre de 2011

Puerta, La


Nose como arrancar esto; pero, cuenta la historia, que el mal encarnado golpeó la puerta de cierto hombre. Éste, sabiendo que era el mal, no abrió, pero en su corazón deseaba hacerlo. No era casualidad que el mal hubiera venido; en su corazón había comenzado a brotar el enojo, hasta que un día... ¡abrió esa puerta!
Ésta es la historia de Caín, en su corazón había brotado el odio y enojo contra su hermano. Dios le advirtió: “El mal está golpeando a la PUERTA, acechando como una fiera para atraparte!
¡Pero tu puedes dominarlo!”
Como todos saben, Caín no escuchó el consejo de Dios, y mató a su hermano.
Puede que el diablo revolotee en tu puerta, pero está en vos la decisión de abrirle o no. En el libro de Apocalipsis, las cartas a las iglesias de Efesios y Tiatira son muy claras, Dios pide que se arrepientan, que cierren la puerta.
El diablo se dio cuenta que no podía destruir a la Iglesia, pues su esencia es el Espíritu Santo de Dios, y por más persecución que le envíe, era contraproducente, la iglesia crecía aún más debido a la persecución.
Hasta que se dio cuenta que golpeando a la puerta, e introduciendo pecado, Dios iba a castigarlos… lamentablemente esas iglesias no le cerraron la puerta al pecado, y hoy día en aquellos lugares no hay testimonio de Cristo.
El diablo sigue trabajando igual, introduciendo pecado, haciendo que desperdicies tu santidad, no le abrás la puerta, acordate de las palabras de Dios: ¡Vos PODES!(Gn. 4:7)