miércoles, 29 de enero de 2014

LOCURA

“Escucharé lo que hablara Jehová Dios, porque hablará paz a su pueblo y a sus santos, para que no se vuelvan a la locura.”  
Salmos 85:8 (RV60)

Muchas veces me dicen que yo soy loco J, no sé si será verdad o me lo dicen en joda, pero para mí es verdad ahh jaja, pero más allá de que sea verdad o no, solemos escuchar  a las personas decir ¡¡Que locura que tenes!! o ¡¡Están todos locos!! El problema no es que estamos todos locos, sino que hoy en día, el límite entre lo normal y lo loco se corre cada vez más. Hoy es normal lo que hace diez años era una locura. Hoy las personas viven de una manera más liberal que ayer, y más recatada que mañana. Y eso es preocupante. Ya nadie sabe cuál es el límite, ya nadie sabe qué es lo que está bien y que es lo que está mal, excepto los cristianos y ¡¡¡Gracias a Dios tenemos la Biblia!!!
La Biblia sigue siendo el libro de cabecera para vivir bien, el mejor Manual para la conducta. David decía hace más de tres mil años que las Palabras de Dios son cordura mental, son principios para vivir una vida sana, son reglas para vivir una vida normal. El problema es que hoy están todos los valores cambiados. Y las personas viven y actúan exactamente al revés de lo que enseña la biblia. Permanentemente, en la escuela, en el trabajo, en la televisión, en los libros, se está contando un estilo de vida que en apariencias es muy divertido y agradable, pero es contrario a lo que Dios quiere. Y vivimos presionados para adaptarnos al medio, en lugar de pelear por nuestros principios.
Dice la Biblia que el evangelio es “locura para lo que se pierden, pero poder para los hijos de Dios.” Es mucho más fácil hoy ceder a la presión de los compañeros y cambiar los principios bíblicos. Pero justamente hacer eso es actuar como locos. Los principios de la Biblia son los únicos que nos pueden mantener cuerdos, sanos, coherentes en este mundo loco, desquiciado y sin orden. Simplemente hay que tener el valor de escuchar lo que Dios dice y ponerlo en práctica. No cuando tengo ganas o todo es fácil, sino cada minuto de la vida; no es un estado que uno consigue y mantiene para siempre, es una continua pelea para hacer lo que Dios espera y manda frente a lo que el mundo ofrece.

La biblia es el manual a seguir, no hacerlo es estar LOCO! J jaja


 Dios los bendiga  :D


domingo, 26 de enero de 2014

Realidad


"En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan."       Hebreos 11:6 (NVI)


Nunca es triste la verdad. Lo que no tiene es remedio. La realidad está por encima de cualquier argumento. Y destroza cualquier razonamiento. te puede gustar o no, pero la realidad es inamovible. Podes estar de acuerdo con una ley o no, pero no tenes más remedio que aceptarla.

 Dios tiene esta realidad. Sin fe es imposible agradarle. Podes buscar otros caminos, o tratar de imponer tu manera de hacer las cosas. Pero la realidad de Dios no va a cambiar por eso. Podes intentar seducirlo con palabras, con ofrendas, con ideas o con religión. Pero Dios es bien claro: para agradarle hay que tener fe. Nadie jamás ha visto a Dios, por lo que nuestra experiencia personal con El se basa exclusivamente en la fe. 


Fe es la "certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve."  :D


Estar seguro de que Dios escucha nuestros reclamos, de que la justicia y la misericordia de Dios no varían según la conveniencia del momento; es confiar en que Dios recompensa a los que lo honran y le buscan son sinceridad y con respeto. Este no es un premio inmediato, ni pensado a corto plazo. resulta una incongruencia (falta de razonamiento) pensar en que Dios va a manejar el tiempo con nuestros apuros y urgencias. Sobre todo porque El es dueño de la eternidad y no esta limitado por las agujas de nuestros relojes. Por eso, suponer que la recompensa de Dios la vamos a Disfrutar en el momento que deseamos o preferimos, es una fantasía de los necios.



Pero todo cambia en la dimensión del cielo. mirar esta realidad de Dios que nos pide fe a los mortales desde la eternidad, realza el requerimiento de Dios y lo pone en su real lugar. 
ahora te parece mejor el presente, tal vez pensad que el tema de la fe es para lo mas viejos, los mas religiosos o los nerds. Que la vida debe vivirse de la manera que a uno le agrade mas y que las reglas pueden cambiar según la necesidad del momento. 

Cuando puedas ver las cosas desde la óptica de Dios, vas a querer volver el tiempo atrás para cambiar muchas cosas.! :)

HOY ES EL TIEMPO DE VIVIR CON FE   :)
Dios Los Bendiga :D

viernes, 24 de enero de 2014

El mismo sol, la misma boca

             
                ¿Notaste alguna vez como el sol seca la tierra cuando hace mucho calor? ¿Notaste también como puede derretir la cera? ¿Sabías que es indispensable, por ejemplo, para la vida de las plantas; pero si echás agua sobre ellas a determinada hora del día este sol las puede matar? El mismo sol, pero en distintos lugares, con distinta intensidad, y en distintos tiempos, puede provocar cosas muy distintas.
                Así, son también nuestras palabras, y lo que sale de nuestra boca. Tienen muchísimo poder; más de lo que nos podemos imaginar, y pueden tener distintos efectos según cuándo y cómo las usamos. Es por eso que debemos aprender a usarlas de manera sabia. Proverbios es un libro de la Biblia que nos enseña mucho de sabiduría, y en él podemos encontrar directrices para usar nuestras palabras sabiamente:

• En primer lugar, nos enseña a cuidar nuestras palabras.
“En las muchas palabras no falta pecado;
Mas el que refrena sus labios es prudente.” Prov. 10:19
 “El que guarda su boca guarda su alma;
Mas el que mucho abre sus labios tendrá calamidad.” Prov. 13:3
“El que carece de entendimiento menosprecia a su prójimo;
Mas el hombre prudente calla.”  Prov. 11:12
“El que guarda su boca y su lengua,
Su alma guarda de angustias.” Prov. 21:23
“El que ahorra sus palabras tiene sabiduría;
De espíritu prudente es el hombre entendido.” Prov. 17:27
“El que anda en chismes descubre el secreto;
No te entremetas, pues, con el suelto de lengua.” Prov. 20:19 (mirá también Proverbios 11:13)
Es de sabios callar, y más cuando sabemos que nuestras palabras pueden dañar a otro, traicionar la confianza de alguien, o no agradar a Dios.

• También nos enseña que las palabras están relacionadas con el tiempo: es valioso decir las cosas en su manera y tiempo oportuno; y muy importante también es tomarse tiempo para pensar lo que vamos a decir.
“El hombre se alegra con la respuesta de su boca;
Y la palabra a su tiempo, ¡cuán buena es!” Prov. 15:23
“Manzana de oro con figuras de plata
Es la palabra dicha como conviene.” Prov. 25:11
“El corazón del justo piensa para responder;
Mas la boca de los impíos derrama malas cosas.” Prov. 15:28
“¿Te has fijado en los que hablan sin pensar?
    ¡Más se puede esperar de un necio que de gente así!” Prov. 29:20

• También nuestras palabras pueden ser de muchísima bendición, tal es así que Salomón (el escritor de Proverbios) dice que pueden ser medicina.
“Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada;
Mas la lengua de los sabios es medicina.” Prov. 12:18
“La congoja en el corazón del hombre lo abate;
Mas la buena palabra lo alegra.” Prov. 12:25
“Los labios del justo apacientan a muchos…” Prov. 10:21
“El corazón del sabio hace prudente su boca,
Y añade gracia a sus labios.
Panal de miel son los dichos suaves;
Suavidad al alma y medicina para los huesos.” Prov. 16:23-24

 • Las palabras podemos usarlas para hacer bien, o mal a los demás. La Biblia nos enseña qué debemos decir y qué NO debemos decir.
“La boca del justo da sabios consejos,
    pero la lengua engañosa será cortada.
Los labios del justo hablan palabras provechosas,
    pero la boca de los malvados habla perversidad.” Prov. 10:30,31
 “La lengua apacible es árbol de vida;
la lengua perversa daña el espíritu.” Prov. 15:4
 “Alábete el extraño, y no tu propia boca;
El ajeno, y no los labios tuyos.” Prov. 27:2

• Lo mejor es siempre decir a otros la verdad, con sinceridad, porque…
“El que reprende al hombre, hallará después mayor gracia
Que el que lisonjea con la lengua.” Prov. 28:23

•  Lo que digamos nos puede beneficiar o perjudicar a nosotros mismos:
 “En el pecado de sus labios se enreda el malvado,
    pero el justo sale del aprieto.” Prov. 12:13

•  Lo que digas puede cambiar (mejorar o empeorar) una situación:
 “La respuesta amable calma la ira;
la respuesta grosera aumenta el enojo.” Prov. 15:1 (RVC)

¿No te parece genial que en la Palabra de Dios encontremos tantos versículos que hablen de esto? ¡Si están en Su palabra debe ser importante para Dios la manera en que hablamos!
Nunca olvidemos todo lo que pueden provocar nuestras palabras: las que digamos y las que no digamos.
Sepamos que nuestras palabras van a ser el resultado de lo que hay en nuestro corazón (Mateo 12:34), y también van a ser el resultado de cómo nos controlamos al hablar (Santiago 3:1-11).
Nunca nos cansemos de pedirle a Dios que nos enseñe cada día a hablar con sabiduría, con gracia, con prudencia y con sinceridad, como a Él le agrada.

Te desafío a que tengamos en cuenta lo que dice Efesios 4:29:
“No pronuncien ustedes ninguna palabra obscena, sino sólo aquellas que contribuyan a la necesaria edificación y que sean de bendición para los oyentes.”
Y que podamos orar junto con el salmista:
“Sean, pues, aceptables ante ti mis palabras y mis pensamientos, oh Señor, roca mía y redentor mío.” (Salmo 19:14)

sábado, 18 de enero de 2014

En sus marcas, listos... VIDA



“Sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús” Filipenses 3:14

Un atleta quiere llegar más allá. Superarse. Ser lo mejor de lo mejor. Sabe que no va a ser sencillo.
El camino hacia la victoria está plagado de pruebas. Conoce que tiene que sacrificar muchas cosas, salidas, comidas, amigos, familia. Pero, aún con todo esto, no se da por vencido.
Lo intenta, una y otra vez, tiene derrotas y fracasos, pero su voluntad es más fuerte, todavía tiene su objetivo en la mira. Cree en si mismo. Lo hará hasta conseguirlo. No se dará por vencido y al final de todo, encuentra el podio, lo mejor de lo mejor es él.
Logro superar no solo a otros competidores, si no a si mismo. Se demostró que él podía hacerlo. Lo que tanto espero conseguir, lo consiguió y llegó a alcanzar el premio, por el que tanto se había esforzado. Pero...
¿Hay que ser atleta para sentir esa emoción, esa adrenalina, esa felicidad? Dejame decirte que todos somos atletas en esta vida y que podemos llegar a la meta para obtener el premio con el que Dios nos espera ansioso.

En la Biblia encontramos este versículo en la carta que escribe el apóstol Pablo a la iglesia de Filipos, en el que claramente Pablo, les dice que el continua hacia la meta, no pierde de vista el objetivo. Sabe donde quiere llegar, sabe que el camino no será fácil, pero lo sigue continuando y lo hace para poder ganar el premio que nos ofrece Dios, la vida eterna, y todos los beneficios que nos trae ser hijos suyos. El nos quizo alcanzar a través de su hijo Cristo Jesús. Su unigénito, lo más preciado, el Cordero que se sacrificó por nosotros, sí, por vos y por mi, para que podamos ser salvos, para que puedas disfrutar de todo lo que Dios tiene preparado para tu vida. Pero hay una condición... Tenemos que dejarnos ser alcanzados. Debemos permitirle a Dios que nos transforme, que pueda obrar en nosotros y que nos desafié a superar nuestros “límites”. Muchas veces nos encerramos en nuestras limitaciones humanas y terrenales y nos olvidamos de lo que Dios es capaz de hacer. El Dios de milagros de la Biblia es el mismo Dios al que oramos cuando estamos pasando alguna dificultad, o cuando queremos agradecer por una gran bendición. Por eso quiero invitarte a que te olvides de todas las posibles trabas que puedas tener, que puedas desecharlas y renunciar a ellas, que dejes que Dios te sorprenda de lo que es capaz y que vos te dejes alcanzar por el mejor ser del universo para disfrutar una vida plena y eterna, un regalo que Dios te ofrece para cuando termines el camino y llegues a la meta...

Escrito por: Laura Degiorgio

lunes, 13 de enero de 2014

–No entiendo



            En el pasaje de Juan 13:1-8,  vemos que estaban los discípulos de Jesús reunidos con Él, cenando, cuando de un momento a otro Jesús decide romper el esquema. Se levantó de la mesa, se quitó el manto, se ató una toalla a la cintura y echó agua en un recipiente. Luego comenzó a lavarles los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía en la cintura (v. 4-5). Decidió comenzar por lavarle los pies a Pedro. A él le pareció extraño que Jesús hiciera eso, y sorprendido le preguntó: “Señor, ¿ me vas a lavar los pies a mí?”. Claramente no entendía aquello que Jesús sí entendía y estaba haciendo por una razón. Jesús respondió: “Lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora; mas lo entenderás después.
            Pedro tenía ya en su mente una idea de cómo tenían que ser las cosas (pensaba que él debía lavarle los pies a Jesús), pero Jesús tenía otra idea, y un propósito para hacer lo que hizo.
            Muchas veces como seguidores de Jesús tenemos en mente ideas de cómo tienen que ser las cosas. Ideas como: “Si yo vivo como Dios manda, todo me va a salir bien”, o “Si yo obedezco a Dios, nunca voy a tener problemas”. PERO muchas veces no sucede así. Su manera de pensar y obrar es muy distinta a la nuestra, y no la alcanzamos a comprender. “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.” (Isaías 55:8-9)
            Muchas veces Dios permite cosas en nuestra vida que no entendemos por qué pasan.  ¿Nunca te preguntaste: “¿Por qué me pasa esto, si estoy haciendo todo bien?!”, “¿Por qué a mí?!”? La verdad es que si se lo preguntáramos directamente a Jesús, en la mayoría de los casos Jesús nos respondería lo mismo que le respondió a Pedro: “Lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora; mas lo entenderás después.”
            Como vemos en el pasaje, Pedro en esa escena se rehúsa que Jesús le lave los pies, y Él le responde diciendo: “Si no te lavare, no tendrás parte conmigo.” (v.8) Era necesario que Jesús haga eso, y que Pedro lo experimente, aunque sin entender aún, por su bien.
            Fue una ocasión y una oportunidad para que Pedro deje a un lado sus conceptos y los cambie por confianza en su Maestro.
            Nuestro Maestro muchas veces permite que experimentemos diversas situaciones y hace cosas que no entendemos. Por ejemplo, momentos difíciles, momentos tristes, de lucha, de silencio, de confusión; aún cuando estamos haciendo todo como Dios manda que debemos hacer. No entendemos.

Pero lo mejor que podemos hacer es dejar nuestras dudas, cargas y quejas; cambiarlas por una confianza completa en nuestro Señor Jesús, y rendirnos a Su voluntad buena, agradable y perfecta. Sabemos que Sus planes y todas las cosas que Él permite, son para nuestro bien; y tienen un propósito (Jeremías 29:11, Romanos 8:28). Y después, más tarde (citando a Matthew Henry), “el estudio de la Palabra, la iluminación del Espíritu y posteriores experiencias provistas por la divina providencia les enseñarán a los creyentes a comprender lo que antes no entendieron”.
            Quizás pasaste, estás pasando o algún día vas a pasar por una situación así. No te des por vencido, seguí confiando, seguí orando, seguí luchando, seguí agradándole en todo, seguí teniendo fe.

Proverbios 20:24 (NTV) “El Señor dirige nuestros pasos, entonces, ¿por qué tratar de entender todo lo que pasa?” –Confiá. :)

¡Dios te bendiga!

viernes, 10 de enero de 2014

Sobre toda cosa guardada...


Carlos Barbieri, en su obra “Dios no tiene favoritos”, cuenta sobre su abuelo y sobre un particular debate que unía a estos dos hombres en las más intensas charlas de abuelo-nieto. Y este debate estaba en la base de la pregunta “¿DÓNDE ESTÁN ALOJADOS LOS SENTIMIENTOS DEL HOMBRE?”

Carlos defendía a muerte lo aprendido en el bachillerato: El corazón era solo un músculo impulsor de sangre y todo lo referido a los sentimientos se encontraba en el cerebro. Por su parte, el abuelo, viejo experimentado, solo le respondía con la pregunta “¿Dónde te dolió cuando murió la abuela?” mientras se respondía a sí mismo golpeando su pecho “¡AQUÍ!”
Luego de años de estudio de la Palabra y viendo a su abuelo en su lecho de muerte, tuvo que reconocer que el viejo siempre tuvo razón…

De Génesis a Apocalipsis, la Biblia menciona más de ochocientas veces la palabra CORAZÓN para referirse a decenas de actitudes, sentimientos, pensamientos, etc… nuestro corazón es la vida misma, en el está lo que somos y lo que cultivamos día tras día.

“Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida” (Proverbios 4:23)

Salomón no dice “intenta guardar tu corazón…” “deberías guardar tu corazón…” ¡NO! El díce GUARDALO SOBRE TODA OTRA COSA QUE PUEDAS GUARDAR.

Mat 15:18 "Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre."
Prov 23 :7 "Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él."

Quizás estés yendo a lugares que no te convienen, quizás estés mirando y oyendo cosas que no te edifican, quizás estés enredado/a en pornografía o no podes perdonar a alguien por lo que te hizo… o simplemente no te estés nutriendo con la Palabra de Dios.
Si es así, no estás guardando tu corazón, y tu corazón va de la mano con la santidad… y tengo que decirte que sin santidad NADIE verá a Dios.
Todo lo que haces o dejas de hacer (por pequeño que sea) edifica o corrompe tu corazón.

Tal vez alguna vez le pediste perdón a Dios por tus pecados y el limpió tu corazón, pero las circunstancias y tu propia humanidad te llevaron a ensuciarte de a poquito y a quedarte con cosas que hoy afectan en tu carácter, en tus relaciones y en tu propia comunión con Dios.
Hoy te desafío a que le pidas a Dios que te de la suficiente sabiduría para saber guardar tu corazón, que le pidas ayuda para mantener tu santidad y para quitar cada cosa que encadena ese corazón que nació para darle la Gloria.

Dios te bendiga (:

miércoles, 8 de enero de 2014

Animo el año recién comienza


“Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio”.

 2 Timoteo 1:7 (RV60)

Pablo le escribe a Timoteo, que estaba en la iglesia de Éfeso, y comienza con este texto de aliento. No era fácil la tarea de Timoteo. Debía trabajar en una congregación grande, y exhortar a personas de mayor edad que el. Antes, a los jóvenes se los consideraban inútiles. Incluso se proponía que los pastores de las iglesias sean mayores de 60 años. Contra esa tendencia, Pablo alienta a Timoteo a cumplir su ministerio y nos ofrece estas cuatros cosas que Dios está dispuesto a darnos:
Valentía: El cristiano no es cobarde, no tiene miedo de nada ni de nadie. Dijo el apóstol Juan que Jesucristo es mayor que el que está en el mundo, y nada nos puede separar de su amor. Si actuamos con la verdad, no hay nada que temer. Ser valiente no significa pasar por sobre al otro, ni maltratarlo, sino defender la verdad de la biblia, en cada circunstancia. No siempre es fácil decir la verdad, pero debemos hacerlo.
Poder: Es la fuerza de Dios, porque para El no hay nada imposible. El cristiano tiene ese poder, y tiene la capacidad de superar las dificultades más grandes, porque Dios está con él. El poder de Dios puede hacernos soportar el dolor más denso. Los problemas en la iglesia son difíciles, pero nada es pesado para Dios.
Amor: Es la cualidad de Dios que se proyecta en nosotros. Debemos amar como Dios ama. Sin condiciones, sin discriminación, sin rencor, sin interés. Tenemos esa capacidad. Es fruto del espíritu, pero debemos practicarla. Frente a las dificultades en la iglesia, debemos poner amor. Es muy difícil convivir con tantas personas distintas, sin que haya peleas. Solo aquel que actúa con el amor de Dios evita los inconvenientes.
Dominio propio: O autocontrol. Es la cualidad del equilibrio. Alguien lo definió como la capacidad de mantener el ánimo a pesar de las circunstancias. Es muy fácil enojarse, hay momentos en los que se pierde la paciencia. El trabajo en la iglesia tiene sus roces. Pero Pablo le recuerda a Timoteo que él tiene esta capacidad, la de estar por sobre los problemas.


Hay mucho para hacer, y Dios quiere usarte. :D
“Ninguna tarea es más grande que Dios, y El está de nuestro lado”. 

Escrito por: Natanael Peralta