lunes, 18 de abril de 2016

Puestos los ojos en la eternidad



“El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” Mateo 24:35 (RVR1960)

Estas palabras acompañaban a la fotografía de un cuadro en la sala de estudio de una amiga muy querida.
Cuando le hice un comentario respecto al mismo ella me respondió: “Lo tengo ahí porque cuando no tengo ganas de estudiar lo leo y me consuela saber que ese momento también va a pasar”.
Su respuesta me dejó pensando hasta el día de hoy.
Infinitudes de preocupaciones invaden mi cabeza diariamente, sin embargo, a través de este versículo;  puedo escuchar a Dios diciéndome “tranquila, dejalo en mis manos. Ésto va a pasar. Ocupate de invertir en lo eterno y yo voy a acomodar el resto”
Otra porción de su palabra nos lo recuerda así:
“Bien sabemos que en este mundo vivimos como en una tienda de campaña, que un día será destruida. Pero en el cielo tenemos una casa permanente, construida por Dios y no por seres humanos” 2 Corintios 5:1 (TLA)
Pienso que de eso se trata la vida de un hijo de Dios. De que a pesar de las diferentes circunstancias podamos descansar en sus brazos. De que “(…)Aunque no lo podamos ver, confiamos en él” (2 Corintios 5:7 TLA)
 Nunca vamos a caminar por “la cuerda floja”, vamos a caminar por fe.
Quisiera terminar esta meditación con otra frase del repertorio que guardo en mi corazón. En uno de esos momentos en los que me olvidé de levantar la vista y mirar a nuestro Padre Eterno mi mamá me dijo: “Dios no nos direcciona hacia panoramas confusos”. 

Los invito a confiar en el Señor en cada paso que den en su vida, sin importar de que a nuestros ojos estemos totalmente perdidos.

Escrito y publicado por: Yazmin Florit

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