El Apóstol Pablo dijo algo muy interesante en su carta a la iglesia en Galacia. Después de haberles enseñado que nosotros solo podemos vivir vidas que sean agradables a los ojos de Dios por Su gracia y no por cumplir con la Ley de Moisés, el Apóstol Pablo dijo “Pues, una vez que depositamos nuestra fe en Cristo Jesús, de nada sirve estar o no circuncidado. Lo importante es la fe que se expresa por medio del amor” (Gal.5:6). Como creyentes del Nuevo Testamento nuestras vidas no pueden enfocarse en las obras (como la circunsición). Debemos vivir nuestras vidas por fe y Pablo nos dice que la fe obra mediante el amor. Para que nuestra fe sea fuerte debemos conocer, creer y confiar en el amor de Dios.
“La fe actúa por el amor”, es el principio de vida para los cristianos que recoge la más pura lógica de su identidad. Si la fe es un don de amor, “un amor que se recibe”, creer es amar. “La fe y la caridad se necesitan mutuamente”. La una ilumina a la otra, pues en medio de las dos anda siempre Cristo. En efecto, por la fe y la caridad conocemos y amamos a Cristo. Es la fe la que nos ilumina el rostro de Cristo.
En la caridad el cristiano hace su manifestación de fe, se expresa del modo más auténtico, se hace testigo creíble de Cristo porque ve su rostro en los pobres. La caridad verifica la fe que profesamos, celebramos, vivimos y oramos; es decir, la que conforma nuestra identidad cristiana. En realidad la caridad es el lenguaje de los hombres de fe: hablan con lo que hacen en el amor.
Vos como estas actuando? Te desafío a que analices tu situación y a que actuemos por fe, con amor y para gloria de Dios! Acordate que fuimos salvos por gracia y deberíamos vivir una vida que a él le agrade, una vida con FE y cada día actuando con amor!
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