“Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder” MATEO 5:14
Podemos observar en el versículo anterior, que Jesús les dice a sus discípulos que son la luz de este mundo, porque Él fue primeramente luz.
“Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” JUAN 8:12
Jesucristo fue la luz del mundo mientras anduvo en él; “Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo” (Jn. 9:5). Y cuando Él ascendió al cielo nos comisiono a ser Luz.
¿Cómo podemos aprender a ser Luz?
La luz de Dios también es su palabra, por medio de ella Él se revela y nos habla, nos enseña a seguir sus pasos y ser luz para este mundo.
“Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino” SALMOS 119:105
Nos referimos a ser luz en un sentido moral, que reflejemos con nuestra manera de actuar, hablar y comportarnos que Dios está en nuestro corazón. Ser la luz del mundo no es una tarea fácil, porque el mundo detesta la luz.
“Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron” JUAN 1:9-11
Además la luz pone en evidencia a las tinieblas, alumbra todo el pecado del mundo. Este nos aborrece porque nuestro reflejo saca a luz todas sus impurezas, todo su pecado dejándolo en evidencia frente a todos.
Pero la luz siempre vence a las tinieblas, “La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella” (Jn. 1:5), Y nosotros como portadores de luz, como discípulos de Jesús somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. (Rom. 8:37)
No hay comentarios:
Publicar un comentario