miércoles, 27 de mayo de 2015

Ejemplos en Palabras


1 Timoteo 4:12 "Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza."


“Juventud” en la Biblia hace referencia a la persona que tiene entre 18 y 40 años de edad.

Hoy meditaremos en cómo ser ejemplos en PALABRAS; es decir, en lo que decimos y hablamos.
En Mateo 12:34b dice: “…Porque de la abundancia del corazón habla la boca.”
Todo lo que decimos con nuestros labios fluye de nuestros pensamientos y de lo que hay en nuestro corazón.

Nuestras palabras pueden herir o sanar, destruir o edificar, alentar o desanimar, guiar o desorientar.
Proverbios 15:4 “La lengua apacible es árbol de vida; Mas la perversidad de ella es quebrantamiento de espíritu.”

No solo afecta al que las escucha, sino que también afectan al que las pronuncia.
“No es lo que entra en la boca lo que contamina al hombre; sino lo que sale de la boca, eso es lo que contamina al hombre.” Mateo 15:11

Debemos hablar como dignos Hijos de Dios. Darle honra con nuestras palabras y con nuestras conversaciones. Como hijos de Dios, tenemos que buscar imitar cada día al Señor, en sus obras y en su hablar también.

NO groserías

NO malas palabras

NO chistes verdes

NO conversaciones con dobles sentidos

NO gritos

NO palabras hirientes


¡NOS CONTAMINAN! 1 Cor 15:33 “No erréis, las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres”.

Lo que decimos determina nuestra vida futura.
Si hay malas conversaciones o suciedad que salen de nuestros labios, debemos limpiarnos; para poder ser de bendición para los demás, para nosotros mismos y para Dios.

Aprendamos a refrenar nuestra lengua para que sea como una fuente de la cual salgan solo palabras dulces y de bendición, del corazón de Dios.
Santiago 3:10-11 nos dice “de la misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. ¿Acaso una fuente por la misma abertura echa agua dulce y amarga?”

¡Muy clara la escritura!
Lo que decimos determina quienes somos.

Las palabras que expresemos deben ser constructivas y edificantes.
Col 4:6 “Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno.”
Ef 4:29 “Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.”

¡Palabras buenas, para dar gloria a los oyentes!

Palabras dulces.

Palabras de amor.

Palabras de edificación.

Palabras que animen.

Palabras que sanen heridas.

Palabras que guíen a la persona a buscar a Dios.

Palabras irreprochables.


¡Un gran desafío! que, de la mano de Dios y estando en intima comunión con Él, es posible alcanzarlo.
Pidámosle ayuda al Señor para que cada día ponga en nosotros palabras que le agraden y que sean edificantes a los oyentes.


¡Dios los bendiga mucho en este día!

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