domingo, 10 de mayo de 2015

Confiado y seguro en Dios



¿Cuántas veces estuviste totalmente rodeado por problemas, por situaciones tristes, por circunstancias, verdaderamente muy difíciles? ¿Cuántas veces estuviste a punto de darte por vencido? ¿Cuántas veces dudaste de lo que sos capaz en el Señor?

Seguramente en tu vida, estas situaciones sucedieron repetidamente, y déjame decirte que se van a repetir muchas veces más. Y es así, nadie dijo que seguir a Cristo sería sencillo… Hay muchas batallas que día a día nos debilitan profundamente. Algunas son los amigos que no conocen al Señor, otra puede ser tu misma familia, a veces personas de la Iglesia que dicen ser algo que no son, o hasta tu propia mente puede llevarte a librar las peleas más duras. El enemigo, sabe perfectamente, donde está tu punto débil, qué es lo que más te cuesta o duele y por ahí te ataca.
Por eso, te invito a que juntos, reflexionemos sobre lo siguiente…
“Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.”
Filipenses 3:13-14
Pablo nos da la clave para seguir a pesar de todo lo que nos pasa… OLVIDANDO lo que queda atrás… EXTENDIENDOME a lo que está delante… para llegar a la meta del LLAMAMIENTO de Dios en Cristo Jesús.
Todos tenemos debilidades, nuestras propias batallas, nuestro “talón de Aquiles”… Pero sabemos que tenemos un Dios que se fortalece en todas nuestras miserias…
“Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.
2 Corintios 12:9
Te dejo una tarea… No le creas al diablo que no podes mejorar, que lo que a vos te pasó no tiene arreglo, que por ser así o asá no vas a poder llegar a donde Dios te necesita. Recordá todos los días que Cristo murió por vos y que con Su sangre hace las cosas nuevas, y que toma tus debilidades, lo que más te cuesta o duele para llegar a muchas personas que necesitan conocer de Él. Y si a todo esto lo tenés arraigado en el corazón, no te vuelvas un hermano que prejuzga al otro, porque Dios nos ama a todos por igual y a todos nos perfecciona para Su obra y Su gloria…
“Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo.”

Filipenses 1:6

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