Éxodo 3:1-5
“Un día en que
Moisés estaba cuidando el rebaño de Jetro, su suegro, que era sacerdote de
Madián, llevó las ovejas hasta el otro extremo del desierto y llegó a Horeb, la
montaña de Dios. Estando allí, el ángel del Señor se le apareció entre las
llamas de una zarza ardiente. Moisés noto que la zarza estaba envuelta en
llamas, pero que no se consumía, así que pensó: << ¡Qué increíble! Voy a
ver por qué no se consume la zarza>>
Cuando el Señor vio que Moisés se acercaba a mirar, lo
llamó desde la zarza:
-¡Moisés, Moisés!
-Aquí me tienes- respondió
No te
acerques más –le dijo Dios-
Quítate las
sandalias, porque estás pisando tierra santa.
La atención de Moisés fue atraída a un espectáculo
insólito, en de una zarza que ardía. Esto era tan diferente que su curiosidad lo llevó a examinar de
cerca.
Dios estaba en la zarza y le habló, evidentemente, un acontecimiento
milagroso.
Cuando Dios le dice que quite sus calzados es una
señal de reverencia en un lugar santo, separado de lo profano porque Dios estaba allí.
Al leer esto me ponía
a pensar de “Quitar las sandalias” y “Lugar santo”
La semana pasada estuve en un campamento, que el
penúltimo día siempre se hace un fogón, que ese fogón simboliza la unión y
poder contar las decisiones o como nos sentimos en el campamento, y alabar a Dios.
Al mirar el fuego, me hacia recordar sobre esta
historia.
Moisés frente
la zarza ardiente que era Dios.
Y llevarlo a nuestra vida me ponía a pensar:
La expresión Quitar
las sandalias serían nuestros pecados, pensamientos, actitudes, y aquellas
cosas que sabemos que a Dios no le agradan.
Lugar santo la presencia de Dios.
Muchas veces nosotros deseamos escuchar la voz de
Dios, deseamos que nos hable claro, deseamos que nos de las directivas, que nos
diga que propósito tenemos aquí en la tierra, que es lo que tenemos que hacer, que don tenemos, que decisiones tomar y demás…
¿Cómo podemos escuchar la voz de Dios, cuando estamos
llenos de pecado, sin confesarlos?
Dios dice: “Quítate
las sandalias, porque estás pisando tierra santa.”
Es importante estar delante del Señor, limpios de todo
pecado, para escuchar claramente su voz.
Antes de estar en su presencia “lugar santo” debemos
estar limpios de todo aquello que no está bien en nuestras vidas, no solo
confesarlos, sino, entregárselo y saber que Él nos perdona, y no volver a
cometer lo mismo.
“Pero tú, cuando te pongas a orar, entra en tu cuarto,
cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto (…)” Mateo 6:6
Dios grande en misericordia, nos espera para estar en
intimidad con nosotros para hablarnos a cada uno.
Él también desea hablarnos y
decirnos que misión tiene para nosotros, sepamos escuchar.
Dios los bendiga :)
No hay comentarios:
Publicar un comentario