Escribir es una de las cosas que me gusta hacer en
mis tiempos libres, no sé si lo hago bien o mal, pero disfruto de hacerlo y aun
más si es para el Señor o para motivar a alguien a que tenga una mejor relación
con Él. Por eso cuando llegó la propuesta para sumarme al maravilloso equipo de
Yo sigo a Jesús me puse muy contento y en estas primeras palabras quiero
agradecer a Dios primero por esta oportunidad y a los chicos por tenerme en
cuenta. Y aunque haya llegado en un momento muy difícil de mi vida (que quizás
más adelante hable de ello), decidí aceptar el desafío porque veía Su mano detrás de todo diciéndome: “¡Ahora es el
momento, no importa la situación en que estés, ésta es tu oportunidad de hacer
lo que deseabas!”. Y sobre esto estuve reflexionando en este tiempo y quisiera
compartirlo con ustedes.
La MISERICORDIA de Dios es algo que realmente me
sorprende, su fidelidad, su compasión para con nosotros, su Gracia.
Literalmente cuando veo su misericordia hacerse presente en mi vida quedo
anonadado, estupefacto, como cuando vemos una película y el final no es el que
pensábamos, con la boca abierta. Si bien comprendo que es nuestro Padre y nos
ama infinitamente, no deja de deslumbrarme cada vez que ocurre como si fuera la
primera vez, como cuando papá cuenta los mismos chistes una y otra vez pero nos
causan la misma risa aunque los conozcamos de memoria.
La palabra MISERICORDIA es una de las más nombradas
a lo largo de la Biblia y no es por casualidad, sino que es una de las
características más importantes del Dios en el cual creemos, es parte esencial
de Su persona. No puede pensarse en misericordia y no pensarse en lo que el
Señor hizo y sigue haciendo con cada uno de nosotros. Un Ser eterno y
misericordioso que murió por nuestros pecados en una cruz sangrienta, que nos
da día a día la oportunidad de hacer las cosas según Su voluntad, de hacer las
cosas bien, que además nos tiene paciencia.
Y si en Su Palabra está tantas veces esta cualidad, este atributo de nuestro Rey, es porque es verdaderamente importante. Así como nuestros padres al aconsejarnos nos dicen reiteradas veces las mismas cosas para que actuemos de determinada manera cuando ellos no estén o así como cuando tenemos que estudiar usamos una de las técnicas de estudio más famosas que es la “repetición”.
Estudios de famosas universidades han demostrado que este método de repetición ayuda a retener información concreta en nuestro cerebro, a consolidar determinados conocimientos en la memoria. Obviamente nuestro Dios es un Dios informado ha leído los artículos publicados por estas Universidades ja. No, Dios en su inmensa sabiduría sabe que si repetimos algo muchas veces lo haremos parte en nuestro inconsciente, de nuestro actuar natural y diario y por eso hace tanto énfasis en ello.
"Porque misericordia quiero y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos." Oseas 6:6
Y aunque no aparezca textualmente la palabra
misericordia, vemos en infinidad de situaciones en la biblia donde nuestro
Padre ha demostrado ser misericordioso como podemos notar en la liberación de
Su pueblo de la opresión de Egipto (Éxodo 3:7-8).
"Y pasando Jehová por delante de él, proclamó: ¡Jehová!¡!Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado; que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera y cuarta generación." Éxodo 34:6-7
Así como también en Jueces vemos que Dios era
“movido en misericordia” (Jueces 2:18). El salmista tenía bien en claro esta
característica del Señor y en reiteradas veces acude a ella para el perdón de
sus pecado o la liberación de sus perseguidores (Sal 13:5; 23:6; 41:4; 85:7;
89:14; 119:76; etc).
En el NT vemos a Dios mismo decide descender para
experimentar la misma miseria que venía a salvar, para morir por nosotros y
despojarnos de dichas miserias. De igual forma Pablo ve la misericordia del
Señor en su vida ( 1 Timoteo 1:13).
"Bendito sea el Dios y Padre nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación" 2 Cor 1:3
Por lo tanto, Dios quiere que seamos
misericordiosos como Él lo es con nosotros (Lucas 6:36) y es por eso que en
reiteradas veces actúa de esta manera y nos alienta que seamos misericordiosos
como en las Bienaventuranzas (Mateo 5:7) para con las demás personas
Seamos misericordiosos, perdonemos, amemos en la
misma forma en que el Señor lo ha hecho con nosotros, nos ha perdonado una
deuda eterna, mayor a cualquiera que nosotros podamos perdonar, no vaya a ser
que seamos como aquél hombre que le fue perdonada su deuda de diez mil talentos
y no perdonó a otro una deuda de cien denarios y fue entregado a los verdugos.
"Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso" Lc 6:36
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