lunes, 5 de enero de 2015

Seguridad en Sus manos










“Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” Juan 8:12

Yo soy la luz del mundo: Juan ya empleó la metáfora de la luz para hablar de Jesús. El Antiguo Testamento señala que en el tiempo de la venida del Mesías el Señor sería una luz para su pueblo y para toda la tierra.” “Ya no será el sol tu luz durante el día, ni con su resplandor te alumbrará la luna, porque el Señor será tu luz eterna; tu Dios será tu gloria”. (Is 60:19)

Para poder ver la importancia de Jesús como la “luz” recordamos en 1 Juan 1:5 “´Éste es el mensaje que hemos oído de él y que les anunciamos: Dios es luz y en él no hay ninguna oscuridad”

El que me sigue: La palabra “sigue” comunica la idea de alguien que se entrega por completo a la persona a quien sigue. Para Jesús no existen seguidores a medias y el que no toma su cruz y me sigue no es digno de mí. El que encuentre su vida, la perderá, y el que la pierda por mi causa, la encontrará” (Mt 10:38-39)

Un día de la semana estaba con mi sobrino a la noche mirando tele, y al ratito se corta la luz, mi sobrino asustado me buscaba y prendía la luz del celular, voy hacia la cocina y prendo una vela, al sentarme le pregunto:

-te da miedo la oscuridad? Su respuesta obviamente fue un sí y me pregunta a vos? Si le digo, y le vuelvo a preguntar

-La luz te da seguridad? Sí, me responde.

En donde en ese momento  me puse a reflexionar sobre este texto bíblico y se me venía a la mente sobre este mundo oscuro, pecaminoso, en donde vivimos con temores, dificultades, dudas, problemas y sentimos miedo en determinadas circunstancias, y nos sentimos abrumados sin saber qué hacer, dejamos todo en nuestras fuerzas y nos agobiamos de todo lo que nos pasa y nos preocupamos demás en distintas áreas de nuestra vida, mucha veces sentimos que estamos solos que no podemos salir de ese temor o circunstancia que estamos pasando y no sabemos qué decisión tomar sobre eso, Me ha pasado, a ti no?

Y al rato se me viene “LA LUZ DE DIOS” quien nos alumbra en nuestro caminar, quien nos brinda amor, paz, Su misericordia y todo lo vemos y lo sentimos más tranquilo, pero eso pasa cuando le entregamos todo aquello que no podemos sostener en nuestras propias manos, ni podemos arreglar lo que teníamos pensando, es muy diferente entregar nuestra carga a Dios, que tenerlas nosotros, sabiendo que sin Dios nada podemos hacer. Es Sabio pensar que con un Dios grande, y misericordioso podemos hacer mucho más de lo que pensamos.

 Si lo seguimos es entregarse y entregarle por completo todo a Él.

“Al acostarte, no tendrás temor alguno; te acostarás y dormirás tranquilo” (Prov. 3:24)

“La bendición de Dios trae riquezas, y NADA se gana con preocuparse” (Prov. 10:22)


Dios los bendiga.

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