domingo, 25 de enero de 2015

Equilibrio


Dice un chiste que iba Jaimito con su abuela caminando. Mientras caminaba se encontró un chupetin en el suelo, lo levantó, y mientras lo abría su abuela le dijo: ¡Tira eso! No se juntan las cosas que están en el suelo. Siguieron caminando, y esta vez Jaimito se encontró un chicle, y su abeulita repitió las sabias palabras: las cosas del suelo no se levantan. Ya Jaimito muy triste siguió caminando, y en eso que iban llegando a destino la abuela se resbaló y cayó, diciendo: Jaimito, ¡ayudame!; a lo que Jaimito respondió: No, abuela, las cosas del suelo no se levantan.

Algo así paso con Jesús y los fariseos: "Algunos que buscaban un motivo para acusar a Jesús no le quitaban la vista de encima para ver si sanaba al enfermo en sábado. Entonces Jesús le dijo al hombre de la mano paralizada: —Ponte de pie frente a todos. Luego dijo a los otros: —¿Qué está permitido en sábado: hacer el bien o hacer el mal, salvar una vida o matar? Pero ellos permanecieron callados. Jesús se les quedó mirando, enojado y entristecido por la dureza de su corazón, y le dijo al hombre: —Extiende la mano. La extendió, y la mano le quedó restablecida. Marcos 3:2-5 (NVI)"

Es increíble que su legalismo los haya llevado al punto de pensar que en el día sabado lo importante no era hacer el bien, lo que importaba era: "guardar el sábado", sin importar que alguien se esté muriendo.
El legalismo es el estilo de vida que se preocupa más por la forma de hacer las cosas que por la condición del corazón. En contraposición al liberalismo que no le importa cometer cualquier pecado porque piensa que no afecta la relación con Dios.
¿En donde se encuentra la Libertad en Cristo? Justo entre medio de estos 2.
"Estamos seguros de todo esto debido a la gran confianza que tenemos en Dios por medio de Cristo. No es que pensemos que estamos capacitados para hacer algo por nuestra propia cuenta. Nuestra aptitud proviene de Dios. Él nos capacitó para que seamos ministros de su nuevo pacto. Éste no es un pacto de leyes escritas, sino del Espíritu. El antiguo pacto escrito termina en muerte; pero, de acuerdo con el nuevo pacto, el Espíritu da vida.(...) Pues el Señor es el Espíritu y, donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Así que, todos nosotros, a quienes nos ha sido quitado el velo, podemos ver y reflejar la gloria del Señor. Y el Señor, quien es el Espíritu, nos hace más y más parecidos a él a medida que somos transformados a su gloriosa imagen." 2 Corintios 3:4-6,17-18 (NTV)
El legalista tiene el deseo de agradar a Dios, pero tiene los métodos equivocados; nosotros somos santos porque Dios nos ve así a través de Jesucristo. Una actitud legalista es la del hijo pródigo (Lc.15:21). El tipo recapacitó y pensó: "Si, yo pequé", pero después se pone en legalista y dice: "ya no soy digno de ser tu hijo." Pregunto: ¿quiénes somos nosotros, para sugerirle a Dios como nos tiene que castigar? Por otro lado el libertinaje nos lleva a una seudolibertad (falsa libertad) porque en realidad las reglas están para protegernos.
"Por lo tanto, de la manera que recibieron a Cristo Jesús como Señor, ahora deben seguir sus pasos.   Arráiguense profundamente en él y edifiquen toda la vida sobre él. Entonces la fe de ustedes se fortalecerá en la verdad que se les enseñó, y rebosarán de gratitud." Col. 2:6-7 (NTV)
Por eso permanecer en Cristo es lo que debemos hacer todos los días de nuestras vidas. Al estar conectados a Él nos aseguramos crecer, hasta parecernos a él. Cuando recordamos que estamos unidos a Dios por medio de Cristo, el proceso de crecer y encontrar el equilibrio resulta más facíl:
Rom 13:14  sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne.
Gál 2:20  Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.
Efe 6:10  Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.
El permanecer en Cristo significa que le permitimos vivir su vida en nosotros y es por medio de él que logramos agradar a Dios.

El ser formado a la imagen de Jesús es un proceso largo y sostenido de cambios, pero tenemos la confianza de que un día seremos como él.
El desafio es pasar tiempo con el mejor, Jesús. Juan 15:7

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