sábado, 24 de enero de 2015

Pídeme lo que quieras



1 Reyes:3:3-15
David reinó en israel por 40 años. Un rey y hombre conforme al corazón de Dios.

Su hijo Salomón fue quien lo sucedió en el trono convirtiéndose así en unos de los reyes más importantes de la historia del pueblo de Israel.
Al comenzar su reinado Salomón tuvo un sueño. El Señor se le apareció y le dijo: - ¡Pídeme lo que quieras!
Qué propuesta. Cómo me hubiese gustado estar en el lugar de él. Y si leíste la historia, Salomón pidió algo insólito para un muchacho joven. Pudiendo haber pedido todo lo que se le ocurriera, riquezas, fama, etc... pidió algo que marcaría la historia de su vida y de su reinado... Pidió Sabiduría para distinguir entre el Bien y el mal.
Puso en marcha su GPs... Buscó que Dios marcara, guiara, direccionara cada paso... Él conocía su condición, sabía que a su corta edad no iba ser fácil estar a cargo de una nación. Necesitaba con urgencia un GPS.
Pedir esto, saber distinguir entre el bien y el mal, le agradó a Dios y le concedió aun más. Pudo ser lo suficientemente humilde para reconocerse dependiente de Dios.
Lo que más me gusta es que esta desición de su juventud trajo bendición y el favor de Dios a su vida, su reinado, su familia y además en las siguientes generaciones. ¡Una decisión que marcó el rumbo de vida!
¿Somos capaces de reconocer y pedir la dirección de Dios en nuestras vidas como lo hizo Salomón?
Sería buenísimo si pudiéramos tomar su ejemplo. Cuando la pidamos, podemos estar seguros que como hijos de Dios la tenemos. Y será una decisión que nos afectará directamente. Si no nos perdemos en lo pasajero y elegimos pedir la dirección de Dios, estaremos invirtiendo en nuestro futuro. Nuestro futuro noviazgo, matrimonio, hijos...
La guía y dirección para distinguir entre el bien y el mal es lo que necesitamos.
¡El desafío es pedirlo y ajustar nuestra obediencia a Dios!
Te dejó el desafío.
Que tengas un buen día!

Escrito por: Marilyn Criado

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