martes, 11 de agosto de 2015

Piedra útil!





 De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto.  El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará.
Juan 12:24-25

Según esta enseñanza, uno saca más provecho de la isa si está dispuesto a perderla. Su proposición es perder la vida sirviéndole a Él, porque perderla por su causa es salvarla. El yo debe quedar de lado: el ser inferior debe sujetarse al ser superior.
La botella de alabastro debe ser quebrada para que fluya el precioso ungüento de la bendición y su perfume llene la casa. Las uvas deben ser exprimidas para que entreguen el buen vino. El trigo debe molerse para que sirva para hacer el pan que alimenta al hambriento.

La parábola de la vida misma. Los hombres que no han tenido un quebrantamiento ni han sufrido golpes, son inútiles. La vida es un continuo batallar en que el bien triunfa sobre mal, el espíritu sobre la carne. Realmente solo comenzamos a vivir cuando dejamos de vivir para el yo. La verdadera vida es morir. 

Cuando la ley del sacrificio personal llega a ser el principio por el cual se gobierna nuestro corazón, nuestra vida llega a ser una vida llena de bendición para los demás. Mientras no aprendemos esta lección no servimos de gran cosa a aquellos que nos rodean.

Una ilustración de la utilidad que procede de lo inútil, se ve en la extracción del granito y del mármol que se usa para edificar una casa de adoración. Imaginemos a las piedras quejándose y gruñendo mientras los picapedreros  introducen sus taladros en las duras rocas. Suponen que quedarán destruidas cuando se les separe de la roca que las vio nacer, y donde han vivido sin ser perturbadas por miles de años. Después que las cortan en bloques, las sacan de allí y las pulen y les dan forma.

Entonces se dan cuenta que han sido destruidas para que puedan llegar a ser útiles.  Piensa en esto, en llegar a ser piedra bendita puesta en un lugar en que el creado sea glorificado, donde la palabra de Dios sea predicada, donde el pecado encuentra vida, esperanza y un salvador, donde los dolientes hallen consuelo, y los ansiosos paz en el corazón. Es natural, entonces, que aquellas frías piedras grises sean sacadas de sus oscuras murallas rocosas, aun en medio de gran dolor, para llegar a prestar utilidad. Por medio de su destrucción fueron hechas útiles. 

Jesús ejemplificó esta ley con una parábola que demuestra cómo se aplica a la vida humana. Dijo que la semilla debe caer en tierra y morir para llevar fruto. Ilustremos esta verdad con su cruz en el Calvario. Alguien piensa que su preciosa vida fue desperdiciada allí. ¿es cierto? ¿fue un desperdicio su crucifixión? – M.Taylor.

Durante ciertos años fuiste una semilla viva, un germen solitario, caído en el lado perdido de este mundo. Tranquilo pasaste la muerte y resucitaste. Estuviste rodeado de malezas salidas del suelo fértil del mal y la necesidad. Te despreciaron, tus amigos te negaron, la soberbia te insulto, hasta que al fin lo terrible sucedió: tener que morir, y en sepulcro de piedra por tres días dormir. ¡sueño divino, breve, para el varón de dolores, experimentando en quebrantos! Eras la semilla del cielo. Moriste para que de ti se levantara alta y bien arraigada la flor carmesí para bendición de la humanidad.

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