viernes, 26 de agosto de 2016

¿Cómo está tu servicio a Dios?


Te tomás el servicio como una obligación, una rutina, algo que tenes que hacer por el hecho de...tener que hacerlo.

Poco a poco vas perdiendo ese fervor que tenías en tu interior meses o semanas atrás, empezas a tener otras motivaciones a la hora de asistir a actividades, servir, ir a escuchar la palabra y demás. 
Seguís sirviendo para Dios...pero llega esta pregunta que te revuelve todo. ¿Lo estas haciendo adecuadamente?

El foco de MI vida servicial debería ser Jesús, empezar a desplazarlo a Él conllevaría a que nuestro carácter empiece a cambiar...demostras falta de interés, enojo, peso al servir, lo sentís como una obligación y no lo disfrutas. 

Pero ojo, tenemos el otro lado de la moneda también, servís con "fervor", te demostras "alegre", "sin pesos", "entregas" lo mejor de vos, pero...nada te llena, demostras, das el ejemplo a tu ministerio de algo que no sos, algo que no tenés en tu interior. Hablas de oración pero no oras, hablas de predicar pero no predicas, hablas de cambiar pero seguís haciendo lo que sabes que está mal sin ni siquiera tratar de cambiarlo. 

La carta a la Iglesia de Éfeso es algo que me encanta, ellos seguían sirviendo y defendiendo a Dios, pero habían perdido totalmente la llama del Espíritu dentro suyo. 

Pero esperá...todavía tenés tiempo, Jesús te dice: 

"»¡Mira! Yo estoy a la puerta y llamo. Si oyes mi voz y abres la puerta, yo entraré y cenaremos juntos como amigos."
Apocalipsis 3:20. 

TODAVÍA ESTAS A TIEMPO! NO DEJES QUE LA LLAMA SE SIGA APAGANDO, DEJÁ QUE JESÚS VUELVA A SER EL FOCO DE TU VIDA.

Escrito por Lucca Mahieu

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