jueves, 7 de julio de 2016

No seas un zombie


Creo que la mayoría de nosotros sabe lo que es un zombie por haberlo visto en alguna película, serie, o por haber escuchado algo de ellos por ahí. Según las películas, son "muertos vivientes" que se levantan de sus tumbas y se convierten en una plaga para la humanidad; su cuerpo está en descomposición, sólo obedecen a su necesidad más grande que es comer, se mueven en grupos, y... ni quiero pensar cómo huelen.

Lo triste es que, espiritualmente, realmente existen muchos "muertos vivientes". ¿Por qué?:

→ En un sentido, estás rodeado de personas que están vivas, pero que están muertas espiritualmente, separados de la Vida verdadera: Jesús. Si miramos a las personas que están alrededor nuestro con ojos espirituales, podríamos ver que la mayoría de ellas (por no decir todas), están muertas en sus delitos y pecados, como nosotros también lo estuvimos alguna vez.
"En otro tiempo ustedes estaban muertos en sus transgresiones y pecados, en los cuales andaban conforme a los poderes de este mundo. En ese tiempo también todos nosotros vivíamos como ellos, impulsados por nuestros deseos pecaminosos, siguiendo nuestra propia voluntad y nuestros propósitos. Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor por nosotros, nos dio vida con Cristo, aun cuando estábamos muertos en pecados. ¡Por gracia ustedes han sido salvados!" (Efesios 2:1...)
Qué bueno sería que hoy podamos recordar y siempre ser conscientes de la vida espiritual que gracias a Dios podemos tener, y que nuestro deber es compartir a Jesús para que otros también puedan pasar de muerte a vida, eternamente.
  • ¿Cómo veo a los que están en mi entorno cada día?
  • ¿Soy consciente de la realidad espiritual que están viviendo?
  • ¿Qué estoy haciendo para mostrarles la vida verdadera que hay en Cristo?

→ Ahora bien, sabemos que, gracias al amor de Dios y por nuestra fe en Él, tenemos vida a través del Espíritu.
¿Sabés qué es lo triste? Que a veces los hijos de Dios vivimos como "muertos vivientes", porque aún teniendo la vida que da el Espíritu, nos dejamos llevar por otra parte de nosotros: nuestra carne. Pablo, en Romanos, es claro al decirnos que esa parte de nosotros -nuestro antiguo yo- fue crucificada con Cristo en la cruz, de modo que perdió el poder de dirigir nuestra vida, ¡y ahora podemos vivir como Él desea! Y dice: "...considérense muertos al pecado pero vivos para Dios en Cristo Jesús, nuestro Señor. Por lo tanto, no permitan ustedes que el pecado reine en su cuerpo mortal, ni lo obedezcan en sus malos deseos. Tampoco presenten sus miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino preséntense ustedes mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y presenten sus miembros a Dios como instrumentos de justicia." (Ro. 6:11-13) 

Jesús mismo dijo que vino a darnos vida, y vida en abundancia (Juan 10:10). No vivamos esta vida a medias, viviendo según nuestra carne, sino plenamente en el Espíritu, porque vivir de esa manera nos trae paz, comunión y bendición.
"Por eso les digo: dejen que el Espíritu Santo los guíe en la vida. Entonces no se dejarán llevar por los impulsos de la naturaleza pecaminosa. La naturaleza pecaminosa desea hacer el mal, que es precisamente lo contrario de lo que quiere el Espíritu. Y el Espíritu nos da deseos que se oponen a lo que desea la naturaleza pecaminosa. Estas dos fuerzas luchan constantemente entre sí (..) Cuando ustedes siguen los deseos de la naturaleza pecaminosa, los resultados son más que claros: inmoralidad sexual, impureza, pasiones sensuales,  idolatría, hechicería, hostilidad, peleas, celos, arrebatos de furia, ambición egoísta, discordias, divisiones,  envidia, borracheras, fiestas desenfrenadas y otros pecados parecidos. Permítanme repetirles lo que les dije antes: cualquiera que lleve esa clase de vida no heredará el reino de Dios.
En cambio, la clase de fruto que el Espíritu Santo produce en nuestra vida es: amor, alegría, paz, paciencia, gentileza, bondad, fidelidad, humildad y control propio. ¡No existen leyes contra esas cosas! Los que pertenecen a Cristo Jesús han clavado en la cruz las pasiones y los deseos de la naturaleza pecaminosa y los han crucificado allí.  Ya que vivimos por el Espíritu, sigamos la guía del Espíritu en cada aspecto de nuestra vida." (Gálatas 5:16-25)
Ya que vivimos por el Espíritu: no seamos como un zombie, no resucitemos las cosas muertas que hacen que nuestra vida huela como a algo muerto, que nos impiden caminar nuestra vida cristiana con libertad, que nos meten en problemas con otros, nos amargan el corazón y nos van desanimando. Sigamos la guía del Espíritu en cada aspecto de nuestra vida, y para esto:

  1. Dependamos de Dios y su guía en cada momento.
    "Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas. No seas sabio en tu propia opinión; Teme a Jehová, y apártate del mal." (Proverbios 3:5-6)
  2. Alimentemos nuestro Espíritu, para que él sea el que gane en esta lucha.
    "Oren para que puedan resistir la prueba que se acerca. Ustedes están dispuestos a hacer lo bueno, pero no pueden hacerlo con sus propias fuerzas." (Mateo 26:41)
  3. Despojémonos de todo peso y del pecado que tan fácilmente nos hace tropezar. (Hebreos 12:1)

  • ¿Qué veo en mi vida? ¿Evidencias de que vivo en la carne, o el fruto del Espíritu? ¿Tengo vida y paz?
  • ¿Qué es lo que dirige mi vida? ¿Mi carne o mi Espíritu, la naturaleza vieja o la nueva, la corrupción o la gracia?
  • ¿Cómo quiero vivir realmente? ¿Qué decisiones tengo que tomar para vivir como Dios quiere?

"Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Las intenciones de la carne llevan a la enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; además, los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.
Pero ustedes no viven según las intenciones de la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios habita en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él...
 Así que, hermanos, tenemos una deuda pendiente, pero no es la de vivir en conformidad con la carne,  porque si ustedes viven en conformidad con la carne, morirán; pero si dan muerte a las obras de la carne por medio del Espíritu, entonces vivirán.  Porque los hijos de Dios son todos aquellos que son guiados por el Espíritu de Dios. Pues ustedes no han recibido un espíritu que los esclavice nuevamente al miedo, sino que han recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!" (Romanos 8:6-15)
Pidámosle ayuda a Papá cada día para vivir la vida plena que Él tiene para nosotros, en el Espíritu.



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