lunes, 25 de julio de 2016

Mirada de Dios

Así dice el Señor: "El cielo es mi trono, y la tierra, el estrado de mis pies.
¿Que casa me pueden construir? ¿que morada me pueden ofrecer? Fue mi mano la que hizo todas estas cosas; fue así como llegaron a existir -afirma el Señor-
Yo miraré a aquél que es pobre y humilde de espíritu y que tiembla a mi palabra."
Isaías 66: 1-2

Isaías comenzó el resumen final de su profecía con un recordatorio de que el Señor no esta interesado en un templo de piedra, porque es Creador de todas las cosas y el universo es su morada. A Dios no se le puede limitar a un templo de confección humana.

Por el contrario, Dios quiere morar en un corazón tierno y quebrantado que no se ocupa en los aspectos exteriores de la religión.(Mateo 5:3-9)

"Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán consolados.
Bienaventurados los humildes , pues ellos heredarán la tierra.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, pues ellos recibirán misericordia. Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios.
Bienaventurados los que procuran la paz, pues ellos serán llamados hijos de Dios”

Dios busca hacer moradas en el corazón de una persona que toma en serio Su Palabra (Juan 14:23)
Le contesto Jesús: El que me ama, obedecerá mi palabra y mi Padre lo amara y haremos nuestra vida en el”


Cuán importante es tener en claro la palabra de Dios, cuán hermoso es saber que Dios quiere morar en nosotros, a pesar de toda esta grandeza, lo que Dios busca del hombre es el corazón, tu corazón. Te creó, te ha cuidado, te llamó, envió a Jesús a morir en la cruz para salvarte.





Porque lo dice el Alto y Sublime, el que vive para siempre, cuyo nombre es santo: Yo habito en un lugar santo y sublime, pero también con el quebrando y humilde de espíritu, para reanimar el espíritu de los humildes y alentar el corazón de los quebrantados”
Isaías 57:15

Él quiere morar en la vida del que es humilde y que tiembla a su Palabra. Pero, el problema es que somos muy duros de cerviz, no nos queremos doblar ante Él.

Doblar la cerviz es someternos a Dios y a su voluntad, es abandonar toda actitud altiva y orgullosa ante Él.

Cuando la cerviz del hombre se levanta y toma una postura de rebeldía, entonces deja ver que es un engreído, un soberbio, y arrogante, que se engrandece a sí mismo, que es orgulloso y presumido. ¿Quién así puede levantarle a Dios un templo para adorarlo? ¡Absolutamente nadie! no se puede hacer nada agradable a Sus ojos. Si no se tiene un espíritu humilde, Al dueño del universo, al dueño y Señor de todo, ¿quién lo puede engañar? La mirada de Dios no está puesta en las prácticas externas de los hombres,¡ÉL ESTARÁ PENDIENTE AL CORAZÓN! 


En Hechos 7:51 dice la Palabra que Esteban les decía a los judíos de su tiempo: “¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo; como vuestros padres, así también vosotros.”
El que no puede escuchar de Dios nunca podrá tener solución para su vida. Eso es resistir siempre al Espíritu Santo. En Dios y para Dios lo que en realidad sirve es la buena disposición del corazón.

¿Tenemos un corazón sumiso a Dios? ¿Estamos entregando nuestra vida a Él?

Dios los bendiga.

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