Así dice el Señor: "El
cielo es mi trono, y la tierra, el estrado de mis pies.
¿Que casa me pueden
construir? ¿que morada me pueden ofrecer? Fue mi mano la que hizo
todas estas cosas; fue así como llegaron a existir -afirma el Señor-
Yo miraré a aquél que es
pobre y humilde de espíritu y que tiembla a mi palabra."
Isaías 66: 1-2
Isaías comenzó el resumen
final de su profecía con un recordatorio de que el Señor no esta
interesado en un templo de piedra, porque es Creador de todas las
cosas y el universo es su morada. A Dios no se le puede limitar a un
templo de confección humana.
Por el contrario, Dios quiere
morar en un corazón tierno y quebrantado que no se ocupa en los
aspectos exteriores de la religión.(Mateo 5:3-9)
"Bienaventurados los
pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán consolados.
Bienaventurados los humildes ,
pues ellos heredarán la tierra.
Bienaventurados los que tienen
hambre y sed de justicia, pues ellos serán saciados. Bienaventurados
los misericordiosos, pues ellos recibirán misericordia.
Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios.
Bienaventurados los que
procuran la paz, pues ellos serán llamados hijos de Dios”
Dios busca hacer moradas en el
corazón de una persona que toma en serio Su Palabra (Juan 14:23)
“Le contesto Jesús: El que
me ama, obedecerá mi palabra y mi Padre lo amara y haremos nuestra
vida en el”
Cuán importante es tener en
claro la palabra de Dios, cuán hermoso es saber que Dios quiere
morar en nosotros, a pesar de toda esta grandeza, lo que Dios busca
del hombre es el corazón, tu corazón. Te creó, te ha cuidado, te
llamó, envió a Jesús a morir en la cruz para salvarte.
“Porque lo dice el Alto y
Sublime, el que vive para siempre, cuyo nombre es santo: Yo habito en
un lugar santo y sublime, pero también con el quebrando y humilde de
espíritu, para reanimar el espíritu de los humildes y alentar el
corazón de los quebrantados”
Isaías 57:15
Él quiere morar en la vida
del que es humilde y que tiembla a su Palabra. Pero, el problema es
que somos muy duros de cerviz, no nos queremos doblar ante Él.
Doblar la cerviz es someternos
a Dios y a su voluntad, es abandonar toda actitud altiva y orgullosa
ante Él.
Cuando la cerviz del hombre se
levanta y toma una postura de rebeldía, entonces deja ver que es un
engreído, un soberbio, y arrogante, que se engrandece a sí mismo,
que es orgulloso y presumido. ¿Quién así puede levantarle a Dios
un templo para adorarlo? ¡Absolutamente nadie! no se puede hacer
nada agradable a Sus ojos. Si no se tiene un espíritu humilde, Al
dueño del universo, al dueño y Señor de todo, ¿quién lo puede
engañar? La mirada de Dios no está puesta en las prácticas
externas de los hombres,¡ÉL ESTARÁ PENDIENTE AL CORAZÓN!
En Hechos 7:51 dice la Palabra
que Esteban les decía a los judíos de su tiempo: “¡Duros de
cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros resistís
siempre al Espíritu Santo; como vuestros padres, así también
vosotros.”
El que no puede escuchar de
Dios nunca podrá tener solución para su vida. Eso es resistir
siempre al Espíritu Santo. En Dios y para Dios lo que en realidad
sirve es la buena disposición del corazón.
¿Tenemos un corazón sumiso a
Dios? ¿Estamos entregando nuestra vida a Él?
Dios los bendiga.
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