"Oh Jehová, tú me has examinado y conocido. Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme; has entendido desde lejos mis pensamientos. Has escudriñado mi andar y mi reposo, y todos mis caminos te son conocidos. Pues aún no está la palabra en mi lengua, y he aquí, oh Jehová, tú la sabes todas. Detrás y delante me rodeaste, y sobre mí pusiste tu mano. Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí; alto es, no lo puedo comprender." Salmos 139: 1-6
Si podes tomarte el tiempo, lee este salmo por completo, ¡es realmente precioso! En cada versículo, David expresa cuán grande es el poder de Dios y su control sobre todas las cosas. Su alma estaba maravillada, y aunque en su mente no comprendía esta grandeza, no podía dejar de alabar.
Dios conoce todo de nosotros, desde que nos formó en el vientre de nuestra madre (v. 13) hasta nuestras acciones, intenciones y pensamientos más ocultos, no hay cosa que digamos, ni lugar al que vayamos que no conozca y que pueda escapar de Su presencia:
"¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. Si tomare las alas del alba y habitare en el extremo del mar, aun allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra." (V. 7-10)
Él es quien nos rodea y quien pone Su mano para protegernos y guiarnos, y no existe altura, profundidad o distancia que pueda separarnos de Su presencia. No nos olvidemos de que el Dios del que escribe el salmista, es también nuestro Dios y que nunca cambia.
Y para terminar con este pasaje, David le pide a Jehová lo siguiente: "Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno." (V. 23-24)
Recordemos cada día del control que tiene Dios en nuestra vida y de la gracia que cubre a aquellos que le seguimos, alabémoslo por ello, y que al igual que David este sea nuestro deseo, que examine y conduzca nuestra vida.
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