lunes, 20 de junio de 2016

¿Qué tiene de malo el molde?


“Hijo mío, si haces tuyas mis palabras
y atesoras mis mandamientos;
si tu oído inclinas hacia la sabiduría
(…) y pides discernimiento;
(…) entonces comprenderás el temor del Señor
y hallarás el conocimiento de Dios.
(…) Él reserva su ayuda para la gente íntegra
y protege a los de conducta intachable.
Él cuida el sendero de los justos
 Y protege el camino de sus fieles.
Entonces comprenderás la justicia y el derecho,
La equidad y todo buen camino (…)”
Proverbios 2:1-10 (NVI)

Hay algo que no deja de cautivarme de los proverbios de Salomón. Cuando leo “hijo mío” inmediatamente imagino a Dios abrazándome tiernamente y diciéndome sin palabras “Sé cuando te cuesta hacerle frente a tu propia naturaleza pecaminosa, te entiendo y te amo así débil como sos”  

Sin embargo quiero enfatizar los versículos 7 y 8 porque es donde encuentro la respuesta a la pregunta que tanto ronda en mi cabeza en esta etapa de mi vida ¿Por qué seguir la convicción de Cristo y no vivir como lo hace todo el mundo?
Si bien tenemos una infinitud de respuestas memorizadas propias del ámbito cristiano, creo que es importante volver a replantearnos la cuestión con un corazón sincero y una respuesta que venga de la Palabra de Dios.

En primer lugar el Señor promete ayudarnos en este mundo que muchas veces puede resultar agobiante, y qué mejor que tener al creador del mismo de nuestro lado. Pero a pesar de que conocemos esta realidad, en infinitas oportunidades decidimos batallar con nuestras propias fuerzas, golpearnos contra los problemas; para una vez destrozados, volvernos a Dios en búsqueda de auxilio. La Palabra de Dios nos dice:
“(…) Si la vida es como una carrera, y ustedes tienen ya cansadas las manos y débiles las rodillas, cobren nuevas fuerzas. Corran por un camino recto y parejo, para que el pie que esté cojo se sane y no se tuerza más.”
Hebreos 12:12 y 13 (TLA)
En esta pequeña porción también descubro que nuestro Papá Celestial tiene el poder para sanarnos sin importar nuestra condición, para guiarnos nuevamente a la verdad y para renovar nuestras fuerzas.

En segundo lugar resalto la frase “y protege a los de conducta intachable”.
Hace un par de días mientras conversaba con una amiga me dijo:
“La reputación que tardaste toda una vida en formar se puede desmoronar en dos segundos”
Sin duda el seguir los pasos de Jesús trae admiración a los ojos de las personas de este mundo, porque Dios es amor, justicia, bondad, entre otras muchas cosas; y si bien en ocasiones estas características son condenadas por los seguidores del pecado, en mi caso, las veces que he podido demostrarlas fui elogiada.
Qué triste que es cuando por un momento de terquedad, de seducción, destruimos todo lo que con tanto amor Dios nos regaló.

Para evitar ésto debemos buscar y escuchar la voz de Dios cuando estamos en crisis y también cuando nos sentimos llenos del Espíritu Santo. De modo que podamos estar firmes y listos para batallar en todo momento.
“El temor del Señor es el principio del conocimiento;
los necios desprecian la sabiduría y la disciplina.”
Proverbios 1:7 (NVI)


Los últimos versículos de la porción que seleccioné dicen “y entonces comprenderás…”. Puede que mientras transitemos un momento difícil, o cuando nos alejemos de Él y estemos cegados por el pecado, no entendamos su manera de actuar; pero si de corazón buscamos a Dios y su sabiduría vamos a pensar cada día un poco más conforme a su voluntad. Ojalá todos sus hijos podamos hacerlo. 

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