lunes, 6 de junio de 2016

Cuando estar, es no estar.



»Sométete a Dios y tendrás paz,
entonces te irá bien.
Escucha las instrucciones de Dios
y guárdalas en tu corazón.
Si te vuelves al Todopoderoso, serás restaurado,
por lo tanto, limpia tu vida.
Si renuncias a tu codicia del dinero
y arrojas tu precioso oro al río,
el Todopoderoso será tu tesoro.
¡Él será tu plata preciosa!
»Entonces te deleitarás en el Todopoderoso
y levantarás tu mirada a Dios.
Orarás a él, y te escuchará,
y cumplirás los votos que le hiciste.
Prosperarás en todo lo que decidas hacer
y la luz brillará delante de ti en el camino.
Si la gente tiene problemas y tú dices: “Ayúdalos”,
Dios los salvará.
Hasta los pecadores serán rescatados;
serán rescatados porque tienes las manos puras».
Job 22:21-30 (NTV)

El pasaje de por si es bastante claro. Muchas veces La Palabra de Dios no necesita que agreguemos comentarios.
De todas maneras, hoy quiero hablarte a vos, más que yo, Dios quiere hablarte. Y mientras te habla a vos, ya habló conmigo.

Quiero hablarte a vos, tengas la edad que tengas, seas cristiano o no. Tengas años de iglesia o quizás ninguno.

En la rutina de la vida, dejamos pasar tantas cosas, porque tal vez no tenemos tiempo, estamos ocupados, estamos cansados, desanimados, frustrados, o simplemente hay cosas que no nos interesan demasiado, por lo tanto no merecen nuestro valioso tiempo.
Y entre esas cosas, muchas veces, el que queda de lado es Dios. 
No significa que no vayas a la iglesia, que no trabajes en actividades para él. Quizás lees la Biblia todos los días y aún así, él queda de lado.

Este pasaje se encuentra en Job 22:21-30. Espero que conozcas esta magnífica historia, y sino por favor tomate el tiempo de leerla. Te aseguro que no perdés el tiempo.

Estás fueron las palabras de Elifaz para su amigo Job (Te invito a leer la historia para comprender mucho mejor). Creo que sin dudas podemos tomar estas palabras para nosotros.

La rutina, nuestras cosas, nuestros sueños y metas, nuestro egoísmo, y nuestros deseos hacen muchas veces que nuestra RELACIÓN con Dios se convierta en RELIGIÓN; tal vez estas ahí pero aún no te diste cuenta, porque la religión nos ciega. Nos paraliza y nos hace indiferentes a la realidad.

Detenete por favor a leer otra vez el pasaje. 

Si realmente el deseo de tu corazón es este, si estas "alejado" de Dios, si tu relación se convirtió en religión, si te falta algo en la vida para tome su color: la respuesta está ahí, ¡VUÉLVETE A DIOS!

Ora para que Dios cambie tu corazón y puedas amarlo con todo tu ser. Y te deleitarás en él, esa es la promesa.  

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