Mateo 6:14-15 dice: Porque si perdonáis a los hombres sus
ofensas, os perdonará a vosotros también vuestro padre celestial; mas si no perdonáis
a los hombres tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.
Mateo 5:22 dice: Yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio, y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego.
Hebreos 12:15 dice: Mirad bien de que nadie deje de alcanzar la gracia de Dios; de que ninguna raíz de amargura, brotando, cause dificultades y por ella muchos sean contaminados.
Mateo 5:22 dice: Yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio, y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego.
Hebreos 12:15 dice: Mirad bien de que nadie deje de alcanzar la gracia de Dios; de que ninguna raíz de amargura, brotando, cause dificultades y por ella muchos sean contaminados.
La
biblia habla mucho sobre el enojo, y últimamente han surgido muchas dudas
acerca de estos versículos. Suelo escuchar frecuentes interrogantes como ‘’ ¿Puede uno perder la salvación?’’ o,
entonces ‘’ ¿Cuándo estoy enojado pierdo
la salvación?’’, ‘’ ¿una persona una
vez que se entregó a Cristo, se va al infierno por estar enojada?’’, ‘’Una persona
que se enoja con su pastor y se va de la iglesia, ¿Sigue siendo salva?’’, etc.
Más
allá de las opiniones de cada uno, la biblia habla de la salvación como un
regalo que no merecemos, y que viene acompañado de un GRAN CAMBIO. La persona
que se entrega a Cristo no sigue siendo igual. En 1 de Juan 2:19 dice: ‘’Se fueron de nosotros, pero no eran de
nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros;
pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros’’. No podemos
decir que la salvación se pierde. Pero sí, podemos decir que dentro de la
iglesia hay muchos falsos convertidos, que engañándose a sí mismos, creen
estarlo.
Entonces
es un gran error preguntarse: ‘’ ¿Pierdo
la salvación por estar enojado?’’, por lo tanto sugiero que reformulemos
cada pregunta, de esta manera: ‘’Si soy
salvo, y Jesús perdonó mis pecados, ¿Debo estar enojado con mi hermano? Si soy
salvo, y Cristo me perdonó primero... ¿Cuánto tiempo estaré sin perdonar? Si
soy salvo, ¿Me iré de la iglesia enojado con el pastor?’’
Hagámonos la pregunta correcta.
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