"Las palabras de Jehová son palabras limpias,
como plata refinada en horno de tierra,
purificada siete veces."
Salmo 12:6
Las palabras definen a las personas. Si las palabras son respaldadas o no por acciones muestran de que madera están hechas las personas que las dijeron.
Creo que no hay otro Ser que sea mejor descripto pos Sus palabras, sino Dios.
En los tres primeros capítulos de Génesis particularmente, pero en toda la Biblia, se ve con claridad que Sus palabras son poderosas.
Sus palabras son fieles, el cumple lo que promete.
Sus palabras emanan autoridad sobre las personas, la naturaleza, y el universo entero. (Exodo 20;
Lucas 8:23-27)
Sus palabras son verdad. (Juan 17:17)
Son puras, no tienen doble intenciones.
Sus palabras son vivas y dan vida. Sus palabras transforman. (Hebreos 4:12)
Sus palabras alumbran y guían. (Salmo 119:105)
Son eternas.
Sus palabras animan, fortalecen, alientan, dan esperanza.
Estas son algunas características que poseen Sus palabras, y algunos textos que lo aclaran. Pero toda la Biblia y muchas personas están impregnadas de las cualidades de Sus palabras.
No hay en el cielo, ni en la tierra, ni debajo de la tierra, palabra mas fiel y confiable que la de nuestro Señor. No hay!!!
Estoy segura que muchas veces te mintieron, te prometieron y no cumplieron, te hirieron con palabras y te resulta muy difícil confiar en lo que dicen algunas o todas las personas. Quizás son en tus palabras en las que cuesta confiar.
Pero hay esperanza, porque existe un Ser en el que se puede creer.
Sus palabras merecen ser escuchadas, y hechas parte de nosotros. Son palabras que ameritan nuestro respeto y tiempo. Son palabras dignas de ser descubiertas. Son palabras puras y sin manchas. Son palabras que otros necesitan escuchar. Son palabras que deben ser valoradas y atesoradas. Palabras que tienen que ser obedecidas. Palabras que deben ser admiradas y anheladas. Palabras que salvan.
De verdad que no hay palabras mas valiosas que las del Creador y Sustentador de todas las cosas.
Son palabras que describen Su amor y misericordia, Su paciencia, Su justicia. Toda Su persona.
¡Buscalas y guardalas como el mayor tesoro que jamás existió!
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