Tenemos tal vez y sin mucho detalle, naturalizada la idea de que Jesús cambio la historia.
La reflexión de hoy nos lleva a buscar en que se basó, o cuál fue la clave de su gran trascendencia.
Dejemos de ver, y observemos.
El evangelio según Mateo, pasa rápidamente de la gloria de su nacimiento a la adultez, en donde se enfrenta sin mucho preámbulo con el rival "de toda la vida".
"Luego el Espíritu llevó a Jesús al desierto para que el diablo lo sometiera a tentación. Después de ayunar cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. El tentador se le acercó y le propuso:
—Si eres el Hijo de Dios, ordena a estas piedras que se conviertan en pan. Mateo 4:1-3 NVI
Primera observación: "El Espíritu llevó a Jesús al desierto"
Su relación con el Padre eran tan íntima, tan cercana y estrecha, que con mucha claridad y sin lugar a dudas Jesús fue conducido por el Espíritu hasta el desierto.
¿Cuántas cuestiones de la vida no podemos resolver o decidir por la falta de comunión y relación cercana con nuestro Dios? Si buscáramos insaciablemente la dirección divina, aprenderíamos tal vez no instantáneamente pero si en el tiempo, a escuchar con mayor claridad al Espíritu Santo de Dios.
Escuchar al Espíritu de verdad habla de un nivel espiritual muy superior pero no difícil de alcanzar, pues Dios desea que sus hijos le busquen con todo el corazón, con todas sus fuerzas y en todos sus razonamientos.
Segunda observación: "Después de ayunar 40 días y 40 noches"
Para quienes realizan esta práctica a menudo, deben saber que el límite máximo que soporta nuestro cuerpo sin alimento ni agua, es nada más y nada menos que 40 días.
¿Puedo arrancar esta disciplina espiritual, ayunando 40 días? No. Jesús tampoco arrancó ayunando 40 días, pero si el apóstol aquí describe que ayuno tal cantidad de días, nos esta diciendo que Jesús fue progresivamente ayunando un día o dos, hasta que poder lograr un ayuno de 40 días.
No podemos dejar de decir que Jesús no se saciaba fácilmente de buscar a nuestro padre celestial, su deseo y pasión por Él lo llevaban ir a su encuentro cada día y aun dejar de comer con tal de estar en sintonía con Dios. ¿Realizamos disciplinas espirituales a diario y con regularidad?
¿Qué hacemos para estar más cerca de Dios?
Tercera observación: La primer tentación: "si eres hijo de Dios, ordena a estas piedras que se conviertan en pan".
Por dos cuestiones Jesús no iba a realizar este milagro, aunque después sí multiplicaría los panes y los peces. En este momento estaba enfocado no en comer, sino en buscar a Dios, y no se menciona que el Espíritu le ordenara que realice el milagro, por lo tanto Cristo no iba a hacer nada que estuviera fuera de la voluntad de su padre.
Jesús tampoco iba a utilizar su poder en beneficio propio, jamás lo hizo, aun sobrando oportunidades para hacerlo. Por esta razón no me extraña, que los dones y talentos concedidos por Dios sean para la edificación de su Iglesia.
Jesús tenia hambre, lo dice claramente Mateo, pero aun así estaba dispuesto a hacer la voluntad de Dios. Él estaba en el desierto y con hambre por ordenanza del Espíritu Santo, había sido llevado por Él. ¿Estamos dispuestos a hacer toda la voluntad del Padre?
Jesús cita un pasaje y supera la primer tentación del enemigo de forma natural, dejándonos una enseñanza que nos ayudará a marcar la diferencia.
Jesús le contestó:
—La Biblia dice:
“No sólo de pan vive la gente;
también necesita obedecer
todo lo que Dios manda.” Mateo 4:4 TLA
también necesita obedecer
todo lo que Dios manda.” Mateo 4:4 TLA
La enseñanza del Mesías es clara, el hombre más que comer NECESITA OBEDECER todo lo que Dios manda.
Si queremos ser influyentes, si deseamos que nuestra vida trascienda, no por fama espiritual, sino para glorificar al Rey de Reyes, debemos someter nuestra propia voluntad a la de Dios.
La clave se encuentra en reconocer la necesidad que tenemos de obedecerlo en TODO.
No te resistas más y confía en su voluntad y soberanía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario