Los apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron lo que habían hecho y enseñado. Y como no tenían tiempo ni para comer, pues era tanta la gente que iba y venía, Jesús les dijo: —Vengan conmigo ustedes solos a un lugar tranquilo y descansen un poco. Así que se fueron solos en la barca a un lugar solitario.
Marcos 6:30-32 NVI
Los discípulos estaban cansados, querían
estar a solas con su maestro, su amigo. Contarle todo, charlar; y si fuera hoy...
¿Por qué no? Tomar unos mates.
Estuvieron con la gente, enseñando,
atendiendo, hicieron muchas cosas; sin dudas estaban cansados.
Jesús también era un hombre, que al igual
que los discípulos pasaba tiempo con la gente, enseñaba, iba de pueblo en
pueblo, de ciudad en ciudad, hacia milagros y prodigios. Es claro que estaba
cansado.
El maestro ve a sus discípulos en esta
condición y los invita a ir a un lugar aparte, desierto, tranquilo, cruzando en
la barca; donde podrían descansar.
La gente los reconoció, querían pasar más
tiempo con ellos, escucharlos, aprender. Fueron a pie a donde ellos iban. Se
juntaron de todas las ciudades cercanas y fueron a donde estaba Jesús.
El maestro los vio, y tuvo compasión de
ellos, los veía como ovejas sin pastor.
Ese amor que Jesús sentía hizo que
dejará de lado todo el cansancio y se enfocara en esas personas que se
perderían si Jesús hubiera dicho que estaba cansado como para atenderlos, ellos
hubieran pensado que no eran lo suficientemente importantes para el maestro.
Conocemos como sigue la historia, la hora
era avanzada y la multitud debía comer y volver a sus hogares, los discípulos
deben darles comida cuando no tienen más que dos peces y cinco panes (Podes
leer la historia completa en Marcos 6:30-44).
Puede ser que estés cansado, sin ganas, sin
fuerzas, tenes ganas de parar, descansar, y charlar con el maestro. Esto es muy
importante, todos debemos descansar y pasar tiempo con el Maestro, pero no
debemos dormirnos, no ponernos en la posición de víctimas, dejando que el
tiempo pase y que las personas que nos rodean, que están como ovejas sin pastor
a los ojos del Maestro, piensen que sus vidas no tienen importancia para
nosotros. Esta gente se amontona para conocer al Maestro, buscando en todos los
lugares posibles, yendo a lugares equivocados, tras gente equivocada. Y vos,
tal vez estás cómodo, descansando.
En medio de situaciones difíciles, Dios es
capaz de hacer milagros, milagros abundantes.
Posiblemente no recojamos nosotros los
frutos, tampoco los veamos florecer. Pero con amor, esfuerzo y ganas sembremos
para que la cosecha sea abundante.
Termino con el pasaje de Romanos 8:26-27:
Deja que el Espíritu de Dios sea quien te guíe, que analice tu corazón para que
la voluntad de Dios se realice en tu vida.
Escrito por: Fany Fiebke
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