“Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él” Génesis 2:18
Pero… ¿quién será el amor de mi vida? ¿Es esa persona que pienso? ¿Ya la conozco o todavía no? ¿Cómo puedo estar segura/o? Miles de preguntas sin respuestas inundan nuestra mente con respecto a este tema.
Creemos que cuando uno piensa en su futura pareja debe pensar en ciertas cosas y aspectos muy importantes.
Primero que nada, la relación que tiene esa persona con Dios, con Su Creador. Es inútil buscar una relación con quien no posee temor de Dios, porque luego esa persona será quien más influencie en tu vida; para bien o para mal. “El que con sabios anda, sabio se vuelve” Proverbios 13:20. Dios debe ser la fuente de ese amor. ¿Sabes una cosa? Cuanto más cerca estamos del Señor, más capacidad para amar tenemos. La mejor manera de mostrarse el amor entre dos personas es animándose y alentándose a crecer cada uno en forma particular en la relación con Dios.
Otro aspecto muy importante a la hora de pensar en nuestra futura pareja, es tener en claro objetivos y metas que tenemos cada uno; por eso no es recomendable el noviazgo en la adolescencia, ya que todavía no estamos lo suficientemente maduros como para tener propósitos claros en nuestra vida. Los objetivos y planes deben ser similares o por lo menos compatibles; de esta forma podrán ser la ayuda idónea el uno para el otro. Lo mejor, es poder servir al Señor los dos juntos. No solo crecerán como pareja en lo emocional y afectivo, sino que honrarán al Señor JUNTOS!
Algo que es de suma importancia es que aquella persona te tiene que gustar físicamente… debe atraerte, JAMÁS debe darte vergüenza. ¿Te imaginas pasando toda la vida al lado de alguien que no te atraiga o que te dé vergüenza presentársela a tus amigos? Ojo, no hay que dejarse llevar por lo físico; no es lo que estamos diciendo, pero sí es un rasgo importante y para tener en cuenta. No te dejes llevar por otras personas que quizás te digan: “Nono, esa/e es feo”… Te tiene que gustar a vos y sólo a vos, y debe parecerte la persona más hermosa del universo entero.
Aquella persona debe aceptarte como sos, viendo tus virtudes y también tus defectos; ayudándote cada día a parecerte más a Cristo. Debe respetarte y respetar tus sentimientos y jamás jamás jamás pisotearte o subestimarte. Es genial encontrarse con aquel compañero/a de vida que escuche tus proyectos y tus sueños, que los valore y te ayude a alcanzarlos. Uno mismo debe hacerse esta pregunta: ¿Voy a poder yo ser un buen compañero o compañera para él/ella? ¿Voy a ayudarlo/a a alcanzar sus planes y metas?
Algo de suma importancia: todas estas cosas y aspectos son para ver y tener en cuenta ANTES del noviazgo; no cuando ya se está de novio. Cuántos noviazgos han terminado en desilusiones y tristezas por no haber puesto las cosas en claro antes; no porque aquella persona sea mala, sino porque no es la persona que Dios había pensado para vos y lo único que hará es ser de estorbo e impedirte hacer la voluntad de Dios para tu vida.
“Deléitate en el Señor, y Él te concederá las peticiones de tu corazón” Salmo 37:4. Deleitarse en el Señor… vivir cada día para El, para su gloria y honra, haciendo Su voluntad a cada momento. Este versículo significó y significa mucho para nosotros. Aprendimos que al deleitarnos en el Señor, al entregarnos por completo en Sus manos, Él nos sorprende con sus planes hermosos que tiene para nuestra vida.
Nunca te apoyes en tu propio entendimiento. Apóyate en el corazón de Dios. Pedíle que te guíe a no tomar ningún paso apresurado.
Dios sabe cuáles son tus gustos, cuáles son tus planes, qué es exactamente lo que necesitas y por tal razón te tiene preparado un hermoso regalo, esa ayuda idónea que llenará todas tus expectativas, por lo que el único requisito es saber esperar el momento de Dios y no adelantarse a Sus planes. Es Él quien ha preparado esa ayuda idónea, es Él quien la ha hecho a tu medida, y es Él quien te la mostrará en el tiempo oportuno. Todo se basa en saber esperar el momento de Dios.
Que Dios los bendiga ricamente y los guíe a tomar una decisión que sea para Su gloria!
Escrito por: Mery Cook y Giovi Barolin
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