lunes, 9 de febrero de 2015

La verdad.

La verdad

"—Yo soy el camino, la verdad y la vida —le contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí." Juan 14:6


¿Cuánto nos gusta saber la verdad en cualquier situación? ¿Cuánto valoramos la sinceridad de alguien? ¿Por qué no nos gusta que nos engañen? 
Estas preguntas disparadoras, me vienen a la mente cuando leo el versículo clave en este devocional. Juan escribe la respuesta que le da Jesús a la pregunta de Tomás, y leemos como el Señor, responde con una firme certeza, que llega a ser la base de la salvación. 
Ahora, volviendo a las preguntas, pienso que tenemos esas cualidades humanas de estimar a la verdad, a la sinceridad y aborrecer el engaño y la mentira, porque nuestro mismo Dios, dice ser la verdad. Es decir, si leemos Génesis 1:27 "Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó." Dios nos creó viéndose a él mismo. Tenemos las mismas cualidades de nuestro Creador, por la razón de que somos hechos a su semejanza. Pero, si en nuestra íntima composición tenemos la verdad, ¿por qué engañamos, mentimos y nos dejamos engañar y mentir? Dejame decirte, que vivimos en el mundo. Si, de seguro ya lo sabías, pero te recuerdo que en el mundo hay un príncipe que se encarga de dar lugar a el engaño la mentira "En los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios." 2 Corintios 4:4 y esto es lo que nos atrapa y paraliza al momento de ser sinceros. ¿Cuantos cristianos encontramos, que tienen distintas facetas? En la igelesia son una cosa y en la escuela, en el barrio, en la propia casa junto a su familia, demuestran ser otra. Que triste es ver como engañan a las personas. Que mala imagen dejan de el ser cristianos. Como se unen a esta actividad, que es la principal del enemigo, de impedir la extensión del Reino, la salvación de las almas, el proclamar el evangelio. 
Es mi deseo, que estemos atentos a todas estas prácticas que solemos hacer sin intención, o de algún hermano, para poder modificarla y no darle lugar al diablo a que gane terreno con estas situaciones en nuestro ámbito ("Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar" 1 Pedro 5:8). Y tené en cuenta como lema diario, que somos semejantes a Dios y Dios es verdad. Y que mejor alabanza para nuestro Señor que hacer uso pleno de esta cualidad, para bendecir a otros.

Bendiciones

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