Lo más importante de toda oración es el verbo...porque se refiere a lo que se tiene que hacer, a lo que va a hacer, a lo que hizo. Sin importar el tiempo en que se use este verbo, nos indica lo que debemos realizar… En este caso, debemos orar, pero ¿Para qué? Muchas veces como cristianos usamos a Dios como una maquinita de golosinas… empezamos las oración con “Señor te pido que…” y de ahí en adelante lo único que hacemos es pedir, pedir, y pedir. O si no sólo nos concentramos en nuestras necesidades entonces empezamos con los “me”, ayúdame, protégeme, cúbreme, y todos son egoístas pues pensamos en nosotros mismos. Otra situación es que nos acordamos de orar cuando estamos en situaciones problemáticas, ahí si somos todos cristianos, Dios es nuestro Salvador y nos librará de todo, pero cuando hay que humillarse y pedir perdón o dar las gracias… ¿Dónde estamos? Hablamos con Dios a lo telegrama, más de 5 minutos contando las oraciones por los alimentos y la de antes de dormirnos, y no nos fijamos que la Biblia dice “sin cesar” .
Gracias a Dios la Biblia es muy clara con respecto a cómo debemos comunicarnos y dialogar con Dios. En este mismo versículo nos dice que tenemos que orar, no por lo bueno, o por lo malo, porque estamos contentos o tristes, porque necesitamos ayuda o no, si no orar en TODO momento, sin cesar, sin que las situaciones modifiquen nuestra comunicación con Dios, sin que la agenda, el trabajo, el estudio, la compu, la tele cambie esta gran bendición de tenerle siempre en todo momento e incondicionalmente. En Lucas 18:1 dice “Es necesario orar siempre, sin desfallecer” y por eso cuando veamos todo gris, oscuro y sin salida es el momento en el que más debemos orar, pero no el único..
Te desafío a orar esta semana en todo momento por lo menos 10 minutos en que nadie te pueda molestar y puedas ser vos y Dios a solas… Y no te olvides de orar por las necesidades de los otros!!
Escrito por: Laura Degiorigio
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