Tu palabra es una lámpara que guía mis pies
y una luz para mi camino.
106
Lo prometí una vez y volveré a prometerlo:
obedeceré tus justas ordenanzas.
107
He sufrido mucho, oh Señor;
restaura mi vida, como lo prometiste.
108
Señor, acepta mi ofrenda de alabanza
y enséñame tus ordenanzas.
109
Mi vida pende de un hilo constantemente,
pero no dejaré de obedecer tus enseñanzas.
110
Los malvados me han tendido sus trampas,
pero no me apartaré de tus mandamientos.
111
Tus leyes son mi tesoro;
son el deleite de mi corazón.
112
Estoy decidido a obedecer tus decretos
hasta el final.
Salmo 119:105-112 (NTV)
El salmo 119 tiene por motivo resaltar los beneficios, las ventajas y las consecuencias que conllevan vivir a la luz de la Palabra de Dios.
Cuando el hijo de Dios incorpora y aplica los consejos que da su Padre Celestial, es allí que esta se vuelve una lámpara que alumbra su camino, y lo guía a un DESTINO. Hay un Destino, un propósito exclusivo y especial para cada hijo de Dios, y la única manera existente para no desviarse de el es con la Palabra de Dios como guía, como lámpara en la noche que alumbra el camino. Debemos de cada día renovar el compromiso, la motivación y las convicciones de que obedecer su Palabra es lo mejor para nosotros.
El salmista describe que ha padecido, ha sufrido mucho, y se encuentra DESTRUIDO, y reconoce que en halla descanso en la voz del Todopoderoso.
En este camino, en este Destino encontraremos muchas luchas, problemas, dificultades y pruebas, pero nunca debemos de bajar los brazos, nunca debemos dejar de buscar a Dios, con mucha más razón tenemos que encontrar descanso en su palabra.
Nuestra vida recobra fuerzas, se alimenta de más vida solo a la sombra del Gran Dios, Él lo prometió, hallaremos descanso junto a Él, y por eso el salmista no puede dejar de DECLARAR, su gran bondad, no puede callar ni reprimir sus ganas de alabar a Dios, haciendo de sus palabras, una ofrenda. Y en toda DIFICULTAD, aunque su vida penda de un hilo, no dejará de obedecer sus enseñanzas. No podemos poner como excusas las circunstancias, Dios sigue siendo TODO PODEROSO, SOBERANO y tiene el control, nada se le escapa.
Aprendamos a DELEITARNOS en su palabra, a disfrutar de su compañía. Nuestro corazón tiene que alegrarse al leer sus promesas, al conocer su gran amor, su poder y deidad. No nos cansemos de repetir su delicados consejos, ni de alegrarnos con cada uno de sus retos y advertencias. Nuestro corazón, nuestras palpitaciones tienen que acelerarse al descubrir y entender con cuanto amor nos ha amado nuestro Dios, el creador del cielo y la tierra.
Hoy te invito a que cada día DECIDAS seguir la voz de Dios, más allá de las circunstancias que te toquen pasar. Obedezcamos su Palabra y dejemos las excusas a un lado.
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