lunes, 28 de marzo de 2016

¿Será que en ocasiones Dios es infiel a su Palabra?



Al menos una vez en la vida todos hemos dicho: “Ni yo me entiendo”.  Algunos con más frecuencia que otros, pero sin duda nuestros pensamientos pueden ser engañosos.

Y hace un tiempo atrás mientras leía el Salmo 89 (Pacto de Dios con David) me imaginaba al autor de este himno diciendo las mismas palabras.

A pesar de que no pude encontrar más información acerca de este tal Etán ezraíta, sí pude concluir que era un tanto “emocional”.  De esas personas a las que solemos decirles que les faltan un par de tornillos, de caramelos en el frasco, que están chapita o que son bipolares.

Él comienza el pasaje así:
“Las MISERICORDIAS de Jehová cantaré perpetuamente;
  De generación en generación haré notoria tu
FIDELIDAD con mi boca.” (TLA)

Sin embargo más adelante continúa de la siguiente manera:
¿Hasta cuándo, oh Jehová? ¿Te ESCONDERÁS para siempre?
¿Arderá tu
IRA como el fuego?” (vrs 46)

Y como si esto fuera poco prosigue con las siguientes palabras:
“HICE PACTO CON MI ESCOGIDO;
Juré a David mi siervo, diciendo:
Para siempre confirmaré tu descendencia,
Y EDIFICARÉ TU TRONO por todas las generaciones” (vrs 3 y 4)

“MAS TÚ DESECHASTE Y MENOSPRECIASTE A TU UNGIDO,
Y te has airado con él.
 ROMPISTE EL PACTO de tu siervo;
HAS PROFANADO SU CORONA hasta la tierra” (vrs 38 y 39)

Pero como de costumbre mi mamá (la wikimami) me ayudó a aclarar un poco las ideas.
Bien sabemos que, un pacto es un acuerdo, un contrato entre dos partes. Cada una de ellas está obligada a cumplir algo. A través de la Biblia y al igual que en este Salmo, Dios hace pactos con distintas personas; ellas tenían que ser fieles a Dios, y Él se comprometía a darles algo a cambio.

Lo que yo nunca había notado es que lo que se repite en todos los pactos es la falla del ser humano. Entonces vienen las malas consecuencias. Lo que no hace que Dios deje de cumplir su parte, sino que deja manifiesto que todas las partes se cumplen en el nuevo pacto (“Testamento” significa pacto); en el sacrificio del hijo de Dios en la cruz.

Por eso Jesús tenía que ser descendiente de David; sus promesas a Israel se van a cumplir, pero ahora su pueblo elegido es la iglesia; la ley la cumplió Jesús por nosotros al venir a la tierra.

Entonces, aunque nosotros fallamos y sufrimos las consecuencias de eso, Dios es fiel y no deja de cumplir sus promesas.

El autor necesita primero recordar cómo es Dios: fiel, misericordioso, todopoderoso, justo. Trata de recordar el pacto, para luego derramar su angustia por lo que están pasando. Sabe que es consecuencia de cómo se portó el pueblo, pero quiere recordar y confiar que a pesar de eso, Dios no los olvidará (vers 32 y 33).

Te animo a que descubras todas las promesas que Dios tiene para con nosotros en su Palabra y que te esfuerces en agradarle para que la bendición sea total.


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