“Y se levantó Jonás, y fue a Nínive
conforme a la palabra de Jehová. Y era Nínive ciudad grande en extremo, de tres
días de camino” Jonás 3:3
Metiéndonos
en el contexto bíblico, Jonás terminaba de desobedecer, “huír” de Dios… y de
arrepentirse después de eso (Cap 2) Luego de su arrepentimiento, Dios hizo un
segundo llamado a Jonás, el cual hizo conforme a Su Palabra, y si seguimos
leyendo esta hermosa historia que devela la misericordia de Nuestro Padre, la misión de Jonás,
dio resultado.
Podría
hablar de tantos otros siervos de Dios, pero elijo compartir esta historia para
resaltar y ahondar en la situación en la que se encontraba Jonás. Así, como se
sintió este siervo de Dios, muchas veces nos sentimos nosotros. Sentimos el
llamado de Dios como una obligación, sin darnos cuenta que es un PRIVILEGIO.
Muchas veces
sentimos que no podemos, que no somos aptos para hacerlo, o simplemente no
tenemos ganas de asumir esa responsabilidad. Pero lo que me impactó de esta
historia es que a pesar de la primer respuesta de Jonás, Dios volvió a darle la
misma tarea. Él tiene un propósito para cada uno, y dentro de esos propósitos
está servirle. Sus planes son perfectos, y la tarea que Dios nos designó a cada
uno de nosotros es única, sólo Él conoce los porqué y no debemos cuestionarlo
sino ACTUAR!
El llamado
de Dios puede o no, coincidir en lo que NOSOTROS queremos servirle y a veces no
coincide. Dios muchas veces quiere que estés sirviendo donde hace falta, no donde a nosotros nos guste,
así y todo no debemos huir de Su llamado como Jonás, y en el caso de ser esta
tu situación, no debes olvidarte de que Dios tiene misericordia para con
nosotros y ante nuestro arrepentimiento tenemos una segunda oportunidad de Su
parte… y aún espera que tomes el lugar que te corresponde con respecto al
Servicio.
¡No dejes pasar este hermoso PRIVILEGIO que Dios nos da
como hijos suyos!
Dios bendiga
tu vida enormemente!
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