ISAÍAS 48:17
Estoy leyendo en estos días el libro de Isaías. Volví a pasar por un versículo que Dios me dio en una conferencia años atrás– está marcado en mi Biblia y en el mismo quiero que meditemos
Isaías 48:17b
“Yo soy Jehová tu Dios tuyo, que te enseña provechosamente, que te encamina por el camino que debes seguir”.
Hay tres cosas que me encantan de este versículo:
...Yo soy Jehová tu Dios
No solamente es Dios, es MI Dios, lo que hace una enorme diferencia. No es una divinidad lejana con la que no tengo ningún tipo de relación, al contrario, es MI Dios, es MI Padre Celestial, es un Dios cercano, personal, íntimo e individual que se preocupa por cada aspecto de mi vida, con el que puedo tener una comunicación estrecha y única. Eso me da una tremenda seguridad, me da paz y consuelo en cada situación. El es mi Dios, El es TU Dios.
...Dios me enseña provechosamente
Me enseña para mi bien, para mi provecho, para mi beneficio. Cada cosa que Dios permite en mi vida es parte de Su escuela, es Su método de enseñanza. Hay lecciones que disfruto y otras que preferiría no aprender, pero todas son útiles para mi crecimiento y para mi meta en esta vida: parecerme cada día más al carácter de Cristo.
Salmo 94:12
“Bienaventurado el hombre a quien tú, JAH, corriges, Y en tu ley lo instruyes”
¿Qué te está enseñando Dios? ¿Estás pasando por una de esas lecciones en las que te deleitas o estás en medio del fuego de la prueba? De cualquier forma, recuerda que Dios te va a enseñar para tu bien.
...Dios me encamina por el camino que debo seguir
Me muestra los pasos que debo dar para llegar a la vida plena que El promete, para cumplir con el propósito divino que forjó para mi vida desde antes de mi nacimiento. El me guía en cada decisión, en cada encrucijada, me toma de la mano y me lleva por el camino que debo andar. Y cuando eso no sucede, no es porque El me haya dejado a un lado, sino porque yo me he soltado de Su mano.
Salmo 32:8
“Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; Sobre ti fijaré mis ojos”
Salmo 48:14
“Porque este Dios es Dios nuestro eternamente y para siempre; El nos guiará aun más allá de la muerte”
¡Ah qué dulce consuelo saber que, en medio de las lecciones difíciles, Dios me enseña para mi bien, que en mis viajes por el desierto, El me guía y me lleva de la mano! ¡Qué delicia saber, comprender, que El es mi Dios! Es MI Dios... es TU Dios ¿No cambia eso la perspectiva de las cosas?
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