miércoles, 17 de febrero de 2016

¿Mi lucha, tu lucha o la de Dios?





Te invito a que leas marcos 5: 1 al 20. 
Vinieron al otro lado del mar, a la región de los gadarenos. Y cuando salió él de la barca, en seguida vino a su encuentro, de los sepulcros, un hombre con un espíritu inmundo, que tenía su morada en los sepulcros, y nadie podía atarle, ni aun con cadenas. Porque muchas veces había sido atado con grillos y cadenas, mas las cadenas habían sido hechas pedazos por él, y desmenuzados los grillos; y nadie le podía dominar. Y siempre, de día y de noche, andaba dando voces en los montes y en los sepulcros, e hiriéndose con piedras. Cuando vio, pues, a Jesús de lejos, corrió, y se arrodilló ante él. Y clamando a gran voz, dijo: ¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes. Porque le decía: Sal de este hombre, espíritu inmundo. Y le preguntó: ¿Cómo te llamas? Y respondió diciendo: Legión me llamo; porque somos muchos. Y le rogaba mucho que no los enviase fuera de aquella región. Estaba allí cerca del monte un gran hato de cerdos paciendo. Y le rogaron todos los demonios, diciendo: Envíanos a los cerdos para que entremos en ellos. Y luego Jesús les dio permiso. Y saliendo aquellos espíritus inmundos, entraron en los cerdos, los cuales eran como dos mil; y el hato se precipitó en el mar por un despeñadero, y en el mar se ahogaron. Y los que apacentaban los cerdos huyeron, y dieron aviso en la ciudad y en los campos. Y salieron a ver qué era aquello que había sucedido. Vienen a Jesús, y ven al que había sido atormentado del demonio, y que había tenido la legión, sentado, vestido y en su juicio cabal; y tuvieron miedo. Y les contaron los que lo habían visto, cómo le había acontecido al que había tenido el demonio, y lo de los cerdos. Y comenzaron a rogarle que se fuera de sus contornos. Al entrar él en la barca, el que había estado endemoniado le rogaba que le dejase estar con él. Mas Jesús no se lo permitió, sino que le dijo: Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo, y cómo ha tenido misericordia de ti. Y se fue, y comenzó a publicar en Decápolis cuán grandes cosas había hecho Jesús con él; y todos se maravillaban.
Lo hiciste? notaste algo raro? además de un lunático desnudo viviendo en un cementerio, cerdos poseídos y el cambio radical de una persona? notaste la ausencia de alguien en estos versículos? 
Déjame llevarte al contexto  que podemos ver unos versículos antes de esta historia el cual nos muestra que los discípulos acompañaban al señor Jesús, pero donde estaban ellos en esta historia? 
Imagino a un grupo de discípulos bajando de una barca y al salir de ella ver un cementerio cerca de un lado y por el otro un grupo de cerdos (los dos eran impuros para los judíos) y como frutilla del momento un lunático desnudo y lastimado que se dirige a donde están ellos, imagino a estos discípulos dando un paso hacia atrás y esconderse detrás de Jesús, tienen miedo pero Jesús no. Un grupo de discípulos anonadados, sin saber qué hacer.
Tomate 5 minutos para analizar la situación y piensa ¿la forma en la que actuaron los discípulos es incorrecta? ....
Creo que Max Lucado nos da la respuesta a esto cuando sito "Cuando arrecie la lucha de un paso atrás, para permitir al Padre luchar". 
Cuando era un niño mi papa me lleva a conocer el campo, un grupo de personas nos recibe amablemente y nos deja montar sobre uno de sus caballos, como era mi primera experiencia habían muchas cosas que desconocía por lo que le pregunto a mi papa -que pasa si le pego al caballo? - a lo que él responde -no lo hagas- y mi curiosidad fue mayor y desconociendo lo que sucedería después golpeo al caballo, este comienza a correr a toda velocidad y perdemos el control de él, en esa situación solo pude tomar una decisión la cual era la más segura a mi punto de vista, me aferre al brazo de mi papa que me envolvía y espere a que él pueda retomar el control del caballo.


Quizás te encuentras en un momento o situación en el que perdiste el control, no sabes a donde mirar o hacia donde correr, en donde tu caballo perdió el control. Te invito a que te aferres al padre y le permitas a el luchar nuestras batallas, llevar nuestras cargas. ¿Para qué concentrarnos en la tormenta? o para que estudiar al enemigo? nosotros no somos los que derrotaran al enemigo, será Dios quien lo hará,
Te invito a que hagas como los discípulos y te coloques en el lugar más seguro que es en nuestro señor y salvador permítele a el trabajar cada día más en tu vida y las cosas que hará serán increíbles.
"Mientras los discípulos miran, Dios libera a un lunático, cerdos son poseídos y de un cementerio surge un discípulo"



Escrito por Lautaro Gallito.

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