lunes, 22 de febrero de 2016

¿Bueno, mejor o excelente?


Una frase que leí hace muchos años en un libro decía: 
“No descanses hasta que tu BUENO sea MEJOR, y tu mejor EXCELENTE”.

Hoy en día vivimos en un mundo tan egoísta y consumidor que olvidamos que no solo existimos nosotros y que nuestras decisiones afectan a todo nuestro entorno. Es difícil estar sumergido en una sociedad así y no dejarnos sumergir por todas sus ideas. 

Proverbios nos dice en el capítulo 21, versículo 2:
“La gente puede considerarse en lo correcto según su propia opinión, pero el Señor examina el corazón.”

Muchas veces, o la gran mayoría, creemos que cada cosa de lo que hacemos lo hacemos de la mejor manera, que está bien, que no había otra salida, o simplemente porque era lo que más nos convenía a nosotros. 
Sin embargo cuando comenzamos a leer la Biblia y vemos como esas personas, tan pecadoras o aún peor que nosotros, entregados en las manos de Dios fueron personas tan importantes, tanto como para dejar su historia plasmada en estos libros; nos damos cuenta que aun siendo cristianos estamos tan empapados de lo que nos rodea que no podemos pensar y/o actuar a favor de otro, mucho menos si no vamos a salir beneficiados en el proceso.
Esto me gusta de la Biblia, Dios nunca mira las apariencias, ni de las personas que usó para mostrar su amor, ni de las personas por las cuales entregó a su Hijo. En toda la Palabra vamos a encontrar ejemplos de vida, y el mayor ejemplo fue Cristo. Se entregó de manera incondicional.

¿Hasta qué punto estas dispuesto a entregarte por otros, aun sabiendo que nos vas a recibir nada a cambio?

Pedro en su segunda carta nos dice: 
“Mediante su divino poder, Dios nos ha dado todo lo que necesitamos para llevar una vida de rectitud. Todo esto lo recibimos al llegar a conocer a aquel que nos llamó por medio de su maravillosa gloria y excelencia; y debido a su gloria y excelencia, nos ha dado grandes y preciosas promesas. Estas promesas hacen posible que ustedes participen de la naturaleza divina y escapen de la corrupción del mundo, causada por los deseos humanos. En vista de todo esto, esfuércense al máximo por responder a las promesas de Dios complementando su fe con una abundante provisión de excelencia moral; la excelencia moral, con conocimiento; el conocimiento, con control propio; el control propio, con perseverancia; la perseverancia, con sumisión a Dios; la sumisión a Dios, con afecto fraternal, y el afecto fraternal, con amor por todos.” (1:3-7)

Creo que lo que Pedro nos dice aquí no necesita más palabras, simplemente Obediencia. 

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