Cuando uno
acepta a Cristo por fe, cree en lo que El hizo en la cruz por uno, se convierte
inmediatamente en hijo de Dios, lo que lo llamamos justificación, pero además,
no solo recibe la salvación como un regalo inmerecido sino que también recibe
un don de gracia, que es otro regalo que Dios le otorga a cada persona al
momento de depositar su fe en Él.
Ese don que lo recibimos como producto de nuestra fe en Jesucristo, es muy útil, y muchas veces está escondido en nuestras vidas.
Ese don que lo recibimos como producto de nuestra fe en Jesucristo, es muy útil, y muchas veces está escondido en nuestras vidas.
- Romanos 15:2 dice, "cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno para edificación"
- 1 Corintios 14:12 dice "Así también vosotros; pues que anheláis dones espirituales, procurad abundar en ellos para edificación de la iglesia"
En este mundo tan hostil, nos cuesta más pensar, en la persona que tenemos al lado, pero eso es a lo que Cristo hace, y desea, que como sus embajadores en esta tierra nos enfoquemos en como dicen estos versículos muy similares, en nuestro prójimo, para ayudarlo a crecer.
El apóstol
Pablo, habla en la carta de 1 Corintios 12 de los dones, para edificación, de
la iglesia, comparándolo con un buen ejemplo; el cuerpo humano. Dice que cada
uno es un miembro y cumple una función diferente en el cuerpo, pero que todos
somos esenciales para el buen funcionamiento del cuerpo.
Como hijos de Dios, el paso siguiente seria asistir a una iglesia; pero la iglesia no se trata sobre mí, o en asistir religiosamente todos los domingos, sino en que esos dones que nos fueron otorgados por gracia, lo aprovechemos al máximo para ayudar a esas personas que se congregan, nuestros hermanos en Cristo, y a personas que no conocen del amor de Dios también.
Pero la mayoría
de las veces tenemos ese poder, guardado y no lo usamos para las personas, sino
que está ahí guardado sin ser explotado al máximo.
En la iglesia hay gente de todas las edades, y con necesidades cada uno en particular, por eso debemos de animarnos a brindar ese amor a ellos, aunque demande tiempo, sacrificio, porque la iglesia no soy yo, no lo es el pastor, somos todos, y lo que quiere el Señor es que juntos trabajemos para crecer en madurez, para que estemos firmes y podamos reflejar la gloria de Cristo y otros puedan llegar a conocerlo también.
En la iglesia hay gente de todas las edades, y con necesidades cada uno en particular, por eso debemos de animarnos a brindar ese amor a ellos, aunque demande tiempo, sacrificio, porque la iglesia no soy yo, no lo es el pastor, somos todos, y lo que quiere el Señor es que juntos trabajemos para crecer en madurez, para que estemos firmes y podamos reflejar la gloria de Cristo y otros puedan llegar a conocerlo también.
Te animo a que
si eres hijo/a de Dios, asistes a una iglesia y no conoces tu don, que te
puedas acercar a una persona líder de la iglesia y puedas pedirle que te ayude
a descubrir tu don, quizás tengas el don de servicio, el de presidir, el de
dar, el de misericordia, no lo sé, pero como dice el apóstol Pablo, cualquiera
es imprescindible y no deja de ser importante.
Romanos 12:11 “En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes
en espíritu, sirviendo al Señor”
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