viernes, 24 de octubre de 2014

Ley y Gracia


En el Edén la relación del Creador con su creación era perfecta, pero al pecar el Hombre, eso terminó ("...estamos destituidos de la gloria de Dios" Romanos 3:23).
Dios le había enseñado al hombre cómo debía vivir, pero el pecado complicó las cosas, y la mente de los creados solo pensaba en hacer mal.

"La ley, en efecto, acarrea castigo. Pero donde no hay ley, tampoco hay transgresión." Romanos 4:15
Donde no hay ley no hay transgresión; eso no quiere decir que no haya pecado. Lo que intenta decir Pablo es que la transgresión es la falta a la ley, y una vez que la ley vino sacó a luz el pecado.
La Ley de Dios es perfecta y enseña al hombre a vivir de manera piadosa delante del Todopoderoso.

¿Qué podemos decir de lo que sucedía antes de que se establezca la ley?
"Pues antes de la ley, había pecado en el mundo; pero donde no hay ley, no se inculpa de pecado." Romanos 5:13


Siempre, siempre, siempre fue por FE (Rom 4:3) ¿Por qué siempre fue por FE?

"En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana." 
Romanos 8:3

El pecado anuló el poder de la Ley, es decir, le quitó al hombre las fuerzas para cumplirla, y además lo condenaba porque no podía suplir la paga justa que la ley reclamaba.
Es por eso que Dios envió a su Hijo, para saldar nuestra deuda, de manera que todo aquel que cree y confía (FE) en la Cruz obtenga el perdón, aún sin merecerlo (Gracia).

Cuando uno recibe un regalo, se pone contento. Por lo general recibimos regalos de las personas que nos quieren y a los cuales nosotros también queremos. Bueno. Dios también nos ama y nos otorgó un regalo increíble: su GRACIA, pero... ¿le demostramos amor, así como Él lo hizo?
La ley no permitía buscar a Dios con las manos vacías, siempre se debía presentar una ofrenda, sea un cordero o una paloma, era necesario una ofrenda. Gracias a Dios la ofrenda que teníamos que traer ya fue presentada por Cristo. Pero es nuestro deber ahora vivir en el Espíritu, es decir, vivir para Dios. Para eso, es necesario ofrendar nuestra vida entregándonos a la voluntad de quien con Amor nos dio vida.
Dios es Espíritu y es Amor, esto quiere decir que si vivimos con amor, si vivimos para amar a Dios, estamos viviendo en el Espíritu también, no sólo eso, recordá que anteriormente dijimos que la Ley es perfecta pero que el pecado le quito las fuerzas para cumplirla, bueno, ahora ¡el Amor es la fuerza para cumplir la voluntad de Dios!

"Pero los que obedecen la Palabra de Dios demuestran verdaderamente cuánto lo aman. Así es como sabemos que vivimos en él." 1 Juan 2:5

¡El Amor se demuestra con hechos, no con palabras!
Ese regalo que no merecíamos debe motivarnos a amar a nuestro Dios.
Comenzá a reconocer el amor de Dios en tu vida y entregate a su voluntad.

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