Abdias 1:12-13 Pues no debiste tú haber estado mirando en el día de tu hermano, en el día de su infortunio; no debiste haberte alegrado de los hijos de Judá en el día en que se perdieron, ni debiste haberte jactado en el día de la angustia.
13 No debiste haber entrado por la puerta de mi pueblo en el día de su quebrantamiento; no, no debiste haber mirado su mal en el día de su quebranto, ni haber echado mano a sus bienes en el día de su calamidad.
¿Alguna vez de pequeños abrieron los ojos mientras todos oraban? ¡Seguro que sí! A veces, veíamos que no éramos los únicos. En esos momentos ¿Realmente estábamos concentrados en la oración? Sabemos que no. Dejame decirte que eso pasa hoy en día y entre todas las edades. Y no, no hablo específicamente de abrir los ojos en medio de una oración; hablo de mirar la vida de otros, comparar y juzgar, sin darnos cuenta que mientras miramos si alguien más "Abre los ojos" también nosotros lo hacemos. Estar pendientes de la vida de otros hermanos no deja que estemos concentrados lo suficiente en la nuestra. En el contexto bíblico de Abdias, el autor habla a los Edomitas, pueblo que surgió de Esaú, primogénito de Isaac (gemelo) quien luchó con Jacob aún desde el vientre. Esa enemistad fue creciendo en la historia, aunque no dejaban de ser hermanos! Edom sólo miró e incluso colaboró con Nabuconodosor (rey de Babilonia) el día de la caída de Jerusalén (cimiente de Jacob) en manos del mismo. Lo mismo sucede entre nosotros hoy en día, sólo MIRAMOS el mal día de nuestros hermanos e incluso a veces contribuimos con que no acabe. No somos de bendición, los juzgamos, los criticamos, armamos chismes cuando en realidad lo único que hacemos es descuidar nuestra vida espiritual, desobedeciendo a Nuestro Dios: "Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro" 1 Pedro 1:22 Pensemos bien la próxima vez que veamos que algún hermano en la fe atraviesa 'su mal día' y repensemos si estamos preocupados por ellos o pendientes de si 'abre los ojos'. Ante su mal dia tengamos a bien bendecir, orar por ellos, ayudarlos en su problema o debilidad. Ayudando a crecer a otros espiritualmente nos ayudamos primero a nosotros mismos!
Escrito por: Valu Logiovine
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