viernes, 22 de marzo de 2013

la Ley de Dios


"Faltó el misericordioso de la tierra, y ninguno hay recto entre los hombres; todos acechan por sangre; cada cual arma red a su hermano.
 Para completar la maldad con sus manos, el príncipe demanda, y el juez juzga por recompensa; y el grande habla el antojo de su alma, y lo confirman." Miqueas 7:2-3

Sin mezclar ideologías políticas, porque no estamos para eso... ¿Cómo crees que está tu país? ¿Crees que las cosas funcionan bien? ¿Y en cuanto a nuestra sociedad? ¿Seguimos la ley de Dios, o nos parecemos a los desobedientes y escandalosos habitantes de Samaria y Jerusalén? Son preguntas más que interesantes y polémicas... Mira lo que dice la Biblia acerca de esto en Romanos 13:1 - 3 dice: “Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella.”

Claramente debemos obedecer y respetar a las autoridades, es lo que Dios quiere para nuestras vidas y es su Ley. En fin tenemos muchísimo para hablar, pero en concreto quiero reflexionar sobre la desobediencia en general, sobre los malos hábitos que tenemos, sobre el daño que nos hacemos unos a otros...
Me parece importante y mucho, el hecho de que podamos encontrar nuestros errores como personas y como comunidad o sociedad. Sería fabuloso si empezamos a corregir estos hechos de maldad mutua entre hermanos de la iglesia, compañeros de escuela o facultad o hasta del trabajo… Miqueas nos dice claramente unos versículos más adelante (Miqueas 7:4-6) que llega el día de la confusión, del castigo, en donde nadie podrá confiar en sus amigos, deberá cuidar de sus palabras y del prójimo, donde la hija se revelara contra su madre y los enemigos nos rodearán en nuestra propia casa. La pregunta del millón es... ¿Tenemos que esperar que eso suceda, perdiendo las esperanzas de algún cambio positivo y rotundo? Firmemente la respuesta es que pongamos esas gotitas de esperanza que nos quedan en el vaso de Dios, sigamos orando y esperando en el Señor (Miqueas 7:7)…
 Los invito a no desanimarse ni perder las últimas esperanzas, a cambiar estas actitudes dañinas entre los que nos rodean, a dejar de ser caprichosos y desobedientes

A seguir la Ley de Dios.

Escrito por: Lau Degiorgio

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