lunes, 4 de marzo de 2013

El no coloca tus pecados en un arroyo


Seguramente alguna vez estuviste cerca de un arroyo, viste que poca profundidad tienen?!
Lo más hondo sigue siendo playo. En la mayoría, el agua es tan clara y transparente que podes ver todo lo que hay debajo de ella, las piedritas, los granos de arena, alguna mojarrita, y más! Todo está a la vista!
Muchas veces pensamos que Dios coloca nuestros pecados ahí, en un arroyo. Que los ve como nosotros podemos ver todo lo que hay en el agua del arroyo. Y es ahí cuando nosotros mismos nos condenamos y nos afligimos, pensamos: “Dios debe odiarme por cometer tantos pecados” y nos desanimamos. Pero déjame decirte que es todo lo contrarío! Dios te ama y Él no coloca tus pecados en un arroyo.
“El volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados.” Miqueas 7:19
El coloca tus pecados en lo profundo del mar! A 12.940 km (aprox.) de profundidad!! Donde todo está bajo tinieblas impenetrables, donde la luz del sol no llega y todo está completamente oscuro, donde todo lo que cae nunca más vuelve a recuperarse! No es increíble?:D
Dios perdona y olvida por completo los pecados de aquellos que arrepentidos se los confiesan.
¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad?... Miqueas 7:18
Entonces, si Dios te perdonó y arrojó tus pecados en lo profundo del mar… porque te angustias? Dios no quiere eso, no complace a su corazón amoroso verte llorar por esos pecados que el ya perdonó.(Dios no hace esto para que sigas pecando, el lo hace para animarte a seguir adelante, animarte a que hagas su voluntad y para que veas cuan grande es su misericordia y gracia!)
Asique no te desanimes, no pases días entristecido! Seguí adelante, seguí intentando hacer su voluntad, si le pediste perdón arrepentido El no coloca tus pecados en un arroyo, donde los puede ver y recordar, los coloca en el fondo del mar donde nada está a la vista!
Me dije: “Le confesaré mis rebeliones al SEÑOR”, ¡y tú me perdonaste! Toda mi culpa desapareció. Salmo 32:5! 

Escrito por: Lizzy Esquivel

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