jueves, 2 de febrero de 2017

Dar a conocer la verdadera palabra con Denuedo

Este es un pedido de Pablo a los creyentes de la iglesia de Éfeso

Orad por mí, para que me sea dada palabra al abrir mi boca, a fin de dar a conocer sin temor el misterio del evangelio, por el cual soy embajador en cadenas; que al proclamarlo hable con denuedo, como debo hablar. Efesios 6:19-20



Nos resulta fácil abrir la boca, pero no tanto para hablar de lo alto, con palabras de valor o ánimo. El denuedo, como traducción de lo que Pablo quiere decir trata de valor, energía con la que se ejecuta un acto, decisión y esfuerzo. Proviene etimológicamente del
 Latín DE- (privativo) NUDUS- (nudo). 
Pablo a pesar de estar como un embajador en cadenas no deja de impartir con el arma poderosa de la palabra lo que en su corazón habita, por lo tanto el pedido de su
oración es muy claro.
Cuántas veces nos falta valor al dudar cuando hablamos, o cuando queremos compartir el evangelio y pensamos una y otra vez como hacerlo y sólo nos sobreviene un temor
que muchas veces no percibimos pero nos ata a la hora de hablar de Dios... 
-Nos olvidamos del amor que nos fue derramado por Dios para poder, con sencillez, expresar lo que Dios quiere que digamos hechando fuera todo temor
-La palabra verdadera de Dios es poderosa para transformar la vida de los oyentes
-Podemos dsfrazar con mucha elegancia nuestra ignorancia de la Palabra utilizando todos los recursos de la oratoria pero esto sólo entretiene
-Si no hablamos de Dios con Denuedo podemos no estar ayudando a la madurez en Cristo Jesús de los creyentes
Pablo tenía un deseo similar al de Cristo. Jesús le dice a sus discípulos, No he hablado por mi propia cuenta, sino que el Padre mismo me ha enviado, me ha dado 
mandamiento sobre lo que he de decir y lo que he de hablar. (Juan 12:49)
De la misma manera el apostol temía ante la posibilidad de malgastar el tiempo hablando de sus propias opiniones e ideas, y por eso les pedía a los creyentes que oraran por él, para que cuando abriera su boca no se escucharan palabras de hombre sino de Dios.
Debemos tener convicción de que esta es la única palabra que vale la pena compartir.

Solamente la palabra de Dios es viva y poderosa, y más cortante que cualquier espada de dos filos. Penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta la médula de los huesos, y juzga los pensamientos y las intenciones del corazón. 
Hebreos 4:12-13

Animémonos y oremos para que Dios nos conceda de su palabra y el denuedo necesario para compartirla
Ahora Señor, concede a tus siervos el proclamar de tu palabra sin temor alguno
Hechos 4:29

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