Lucas 22:50,51 Y uno de ellos hirió a un siervo del sumo sacerdote, y le cortó la oreja derecha.
Entonces respondiendo Jesús, dijo: Basta ya; dejad. Y tocando su oreja, le sanó.
Hay una historia en la biblia, de quien quizás fue un joven un tanto inexperto, algo inocente y tal vez un tanto orejón. De este joven no sabemos mucho, desconocemos como siguió su vida después de su encuentro con Jesús, solo sabemos que aquel joven fue el ultimo milagro de Jesús antes de morir.
Quizás al leer la historia de Jesús esperabas que su ultimo milagro fuera algo magnifico que (a los ojos del hombre) supere todos los demás, quizás esperabas eso porque este Jesús ya había levantado muertos, calmo grandes tormentas, levanto paralíticos, dio vista a ciegos, todo esto entre tanto y esperabas que su ultimo milagro sea algo que supero todo lo anterior, pero no; la biblia solo usa 5 palabras para describir como Jesús cura la oreja de este joven
"Y tocando su oreja, le sanó."
Quizás ese joven eres tu y yo. Un joven que quizás solo iba a ese lugar sin entender mucho de lo que sucedería, con algo de intriga y una pizca de curiosidad, aparece escondiéndose un poco detrás del sumo sacerdote y al ver que todo marchaban bien, que a quien buscaban se entregaba sin mostrar algún tipo de resistencia sale, se asoma en su suma curiosidad para ver lo que sucede y en su distracción no vio venir la espada y grito de espanto al sentir que su oreja se desprendió y el miedo le sobrecogió de tal forma que no pudo ver, no pudo ver como el maestro en silencio se acerco y "simplemente" le sano.
La grandeza en este ultimo milagro nos enseña mucho no solo del carácter de Dios si no también un reflejo de nuestra vida, de como nosotros siendo ingenuos, desconocedores de lo que es Jesús e incluso quizás solo escuchando historias de un Dios tirano y distante acomodado en su gloria hasta que un día pudiste sentir la mano herida de Jesús, te encontraste con un problema en tu vida que a la vista de los hombres era insignificante o al mundo no le importo y en medio de ese dolor solo uno se acerco a tu corazón y tocándolo pudo sanarte, pudo restaurarte y regalarte vida eterna.
No olvidemos que un día fuimos como Malco, desconocedores de lo que Dios es, con ideas erróneas de el y quizás por dolor, curiosidad etc. nos acercamos para escuchar de El y descubrimos que Dios desde el principio estaba en medio de todo. No olvides que un día tu oreja se desprendió de tu cuerpo y solo uno se acerco a sanarte, no fue el sumo sacerdote, no fue un discípulo, no fue un pastor, un anciano un líder, fue Jesús, fue la mano de Dios acercándoce a ti sin que sepas y restaurandote. Vive de esa manera, vive con amor y fervor como el que tuviste el día que conociste a Dios, utiliza bien esa oreja que Dios te permite hoy usar.
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