“Un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por
todos, y en todos.”
Efesios 4:6
En esta semana, festejamos algo muy importante, la Navidad.
El nacimiento de Dios, hecho hombre, hecho un niño de apenas 3 o 3,5 kg.
Festejamos que Dios, siendo Dios, abandonó todas sus riquezas y se despojó de
todo lo que poseía, para venir acá, salvarte y vivir en tu corazón, en el mío y
en el de todos que en Él creen.
Este versículo que encontramos en la carta para las
personas de Éfeso, nos dice que Dios, es nuestro Padre, es el Padre de todos
los que estamos acá. Es el Padre que está sobre todos, y sobre cada cosa que
existe. Es el Padre que abandonó su trono y vino a nacer en un pesebre, por
medio de una virgen, por todos. Ese Padre, ese Dios que está en todos los que
creen, y que quiere estar en todos las personas que lo necesitan. Ese es
nuestro Dios, que nos invita a seguirlo y disfrutar de todos los regalos que
tiene para sus hijos, de su amor, de su misericordia, de su gracia, de su
bondad.
Te invito para que esta reflexión te haga pensar en que Dios nació, como hombre, para vivir 33 años y morir sólo para salvarte. Pensá que hace unos días festejaste el nacimiento de Tú Salvador.
Escrito por: Laura Degiorgio
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