Cierto día, algunos fariseos y maestros de la ley religiosa llegaron desde Jerusalén para ver a Jesús. Notaron que algunos de sus discípulos no seguían el ritual judío de lavarse las manos antes de comer. (Los judíos, sobre todo los fariseos, no comen si antes no han derramado agua sobre el hueco de sus manos, como exigen sus tradiciones antiguas. Tampoco comen nada del mercado sin antes sumergir sus manos en agua. Ésa es sólo una de las tantas tradiciones a las que se han aferrado, tal como el lavado ceremonial de vasos, jarras y vasijas de metal). Mar 7:5 Entonces los fariseos y maestros de la ley religiosa le preguntaron: —¿Por qué tus discípulos no siguen nuestra antigua tradición? Ellos comen sin antes realizar la ceremonia de lavarse las manos. Jesús contestó: —¡Hipócritas! Isaías tenía razón cuando profetizó acerca de ustedes, porque escribió: “Este pueblo me honra con sus labios, pero su corazón está lejos de mí. Su adoración es una farsa porque enseñan ideas humanas como si fueran mandatos de Dios”*. »Pues ustedes pasan por alto la ley de Dios y la reemplazan con su propia tradición. Entonces dijo: —Ustedes esquivan hábilmente la ley de Dios para aferrarse a su propia tradición Mr. 7:1-8 (NTV)
"La tradición suele versar genéricamente sobre el conocimiento y también sobre principios o fundamentos socio-culturales selectos, que por estimarlos especialmente valiosos o acertados se pretende se extiendan al común, así unas generaciones los transmitirán a las siguientes a fin de que se conserven y perduren, se consoliden."
Nada más cerca de la realidad es esta definición de "Tradición".
Es irónico pensar que como Iglesia defendamos la idea de que "el mundo no debe entrar en la Iglesia", pero sí nos aferramos a las tradiciones, las mismas que Jesús condeno. Para aquel entonces, también habían pasado un poco más de dos mil años del momento en que David era ungido y el profeta Samuel aprendía una de las lecciones más importantes de su vida: "Jehová mira el corazón" (1 Samuel 16:7)
El versículo 3 deja muy en claro a que punto estaban comprometidos los Fariseos con las TRADICIONES. Pero es más interesante leer el versículo 5. Pregunto: ¿quién se enojaría o "maltrataría" a una persona, por no lavarse las manos? No quedan dudas de que es sumamente saludable, pero ¿qué problema hay si no me lavo las manos? Creo yo que a la hora de comer es necesario tener hambre, y no interesan tanto las manos.
Lo mismo pasa al momento de adorar y servir, es necesario tener UN CORAZÓN SINCERO Y DISPUESTO (en Santidad) y no tanto las apariencias o lo exterior.
Hoy asociamos o disfrazamos mejor dicho, las tradiciones y les ponemos el nombre de "formas". Sin embargo, Jesús dejo muy en claro un problema típico de la humanidad: "...ustedes pasan por alto la ley de Dios y la reemplazan con su propia tradición". Creo yo, que si Cristo no menciono en ningún momento las "formas", será porque las dejo a nuestro criterio, pues nos enseño muy bien que Jehová mira el corazón y que tengamos mucho cuidado y no nos aferremos a nuestras propias tradiciones.
Me gusta mucho la frase que utiliza mi amigo Jesús: "colamos mosquitos y tragamos camellos". ¿Qué quiere decir esto? Nos esta diciendo que muchos veces nos detenemos en los detalles y pequeñeces, yo les digo: ridiculeces, y pasamos por alto lo importante, el Corazón.
El desafío es: mirar con los ojos de Dios.
Escrito por: Emiliano Cevallos
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