miércoles, 28 de agosto de 2013

Acerca del noviazgo



   Antes de entrar en tema, queremos señalar un principio básico: Dios no trabaja con fórmulas matemáticas. ¿Qué significa esto? Simplemente que Dios puede actuar en vos, distinto a los demás.
   ¿Qué elegirías para tu vida, si conocieras el futuro? ¿Sabías que la soberanía de Dios actúa de esa manera? Exacto, eligiendo lo que vos, si conocieras el futuro.
   Muchas son las preguntas que pasan por nuestra mente en el tiempo de elegir la persona que nos acompañará en nuestra vida; en esos momentos, conceptos como “la voluntad de Dios” o “el yugo desigual” nos asfixian y confunden, porque aunque suenan lindo, lo cierto es que en la mayoría de los casos, no sabemos qué significan.
   ¡Pero no desesperes! Lo primero que debes saber es que la soberanía de Dios actúa sobre vos. Observa que en Proverbios 3.6, Dios promete ordenar y enderezar nuestros caminos… pero para ello, debemos “reconocerlo” primero. Reconocer a Dios en tu vida, significa tenerlo siempre presente en cada decisión, y el noviazgo no queda afuera.
   Una vez que entiendas eso, tu perspectiva cambiará y podrás disfrutar de una paz increíble. Sin embargo, considera estos consejos prácticos.
Asegúrate amar a la otra persona. Quizá te parezca ridículo, pero debes estar seguro de lo que sientes, porque no es un juego. 1°Corintios 13 nos habla del amor, y dice que el amor soporta todo, espera todo y que nunca deja de ser; pregúntate, ¿estas esperando y soportando, o quieres todo ya? Si de verdad es amor lo que tienes, tranquilo, nunca dejará de ser.
Descansa en Dios. David escribe en el salmo 62, versículo 8 “Esperad en él en todo tiempo; derramad delante de Él vuestro corazón; Dios es nuestro refugio”. Este pasaje nos anima a confiar y a descansar en el dueño de nuestras almas. Nos invita a “volcar” delante de su presencia todos nuestros miedos, inseguridades, ansiedades, sueños y deseos. Pero también, una vez más, Dios nos invita a esperar en Él. No dejes de hablar con tu Creador, Él te conoce y sabe lo que necesitás. Cuando llegas delante del maestro con sinceridad y abres tu corazón tal como está, procurando agradarle y glorificarle en tus decisiones, Dios contestará y te sorprenderás.
Ponte a la altura de la situación. Que tu enfoque sea crecer “hasta la estatura de la plenitud de Cristo”, es decir, procura madurar en todas las áreas de tu vida, para que puedas complementar a tu pareja. Ocúpate de los asuntos de Dios, y él se ocupará de los tuyos. Antes de procurar tener el mejor novio/a, procura tú ser el mejor novio/a, ¿cómo? Siendo el mejor hijo de Dios.
ORÁ, ORÁ, Y ORÁ. “Pero yo a ti oraba, al tiempo de tu buena voluntad” Salmos 69:13
¿Cuándo es el tiempo de “la buena voluntad”? Es difícil responder esto, sin embargo hay algo que no podemos pasar por alto, y es la “alarma” del Espíritu Santo. Nunca digas o hagas cosas si no te respalda la paz de Dios. Orá, orá y continúa orando, Dios va a responder y te va a cubrir con su paz. Dios puso en tu vida padres y personas espirituales para ayudarte, recurre a ellos. 
Sé discreto y cuidadoso. Proverbios 2.11 dice “la discreción te guardará (…) del mal camino”; cuida tu testimonio y no lo regales a nadie; una mala decisión, puede deprimirte, molestarte e incluso alejarte. Cuida tu corazón (recuerda que él marca el rumbo de tu vida), enfría tus sentimientos y no dejes que ellos te dominen.
   Dios no actúa con fórmulas, ¿sabes porque? Porque su libro es una guía muy práctica para vivir; ¡cuántos problemas nos evitaríamos si le hiciéramos caso más seguido! El noviazgo es una etapa especial, que merece ser bien vivida. No lo tires a la basura.
¡Dios los bendiga!
Magui & Lucas.

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