viernes, 5 de julio de 2013

Nada de publicidad


¿Te diste cuenta de cuántas publicidades se pasan por televisión? Cada producto que muestran parece ser el mejor, de la mejor marca, de la mejor calidad; sin nada malo y justo lo que necesitamos. En las empresas que fabrican estos productos existen áreas específicas de trabajo en la que los trabajadores se encargan específicamente de eso: de la publicidad, de dar a conocer el producto, de presentarlo de la mejor manera, de que su apariencia sea agradable y llamativa.
Además de eso, en las empresas existe también el control de calidad. Las personas que se dedican a realizar ese control de calidad analizan el producto por si es necesario mejorarlo, o mejorar su proceso de producción; consumen tiempo y dinero en revisiones; buscan innovaciones, y demás. ¿Cuál área te parece más importante?
La empresa se preocupa por el producto. Lo que diferencia a estas áreas es que una se encarga de que “parezca el mejor” y otra se encarga de que sea mejor.
Nosotros como cristianos no tenemos que preocuparnos por ningún producto. Pero sí tenemos que preocuparnos por nuestro corazón.

“Sobre todas las cosas cuida tu corazón,
    porque éste determina el rumbo de tu vida.” Proverbios 4:23 (NTV)

La Palabra de Dios nos dice que tenemos que cuidarlo y preocuparnos por él, porque determina el rumbo de nuestra vida. ¿No te parece importante cuidarlo? Dios, en su Palabra nos dice esto porque le interesa nuestro corazón. En eso se fija Él cuando ve nuestra vida.

“…La gente se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón.” 1º Samuel 16:7 (NVI)

Cuántas veces nos preocupamos por nuestro corazón, ¡pero sólo por su publicidad! Queremos que los demás piensen que dentro nuestro está todo bien, que nuestro corazón tiene “buena calidad”, cuando en realidad no es así… Nos preocupamos por la apariencia que damos de nuestro interior. Pero, ¿sabés qué? Aunque los demás vean eso, a Dios no le interesa esa “publicidad” engañosa. Él puede ver lo que hay dentro tuyo. ¡Y quiere que lo que esté dentro tuyo sea bueno! (Y no sólo parezca ser bueno). Dios, como ese área de control de calidad, se preocupa por cómo verdaderamente está tu corazón: si está sano o lastimado, si tiene culpas y temores o si ya recibió Su perdón, si está limpio de pecado o si está contaminado de malos sentimientos…Quiere sanarlo, restaurarlo, llenarlo de paz, de gozo, de perdón; alentarte, reanimarte, consolarte, y más.
Dios quiere que tu interior sea de buena calidad, ¡para que tu vida también lo sea! A Él no le importa cómo aparentemente estás, sino la calidad de tu corazón.
Deberíamos dejar de preocuparnos por la publicidad de nuestro corazón, y ocuparnos en su calidad... ¿Cómo? Dejando que Dios trabaje dentro nuestro.

“Dios mío,
mira en el fondo de mi corazón,
y pon a prueba mis pensamientos.
Dime si mi conducta no te agrada,
y enséñame a vivir
como quieres que yo viva.” Salmo 139:23-24 (TLA)

La Biblia dice que antes éramos enemigos de Dios, pero Jesús mediante su muerte nos reconcilió para que podamos acercarnos a Él, estar en su presencia y como si fuera poco, ser sus amigos. Tenés la oportunidad de acercarte a Dios con confianza y contarle todo lo que hay adentro tuyo, con sinceridad, sin fingir nada, confiando en que Él te entiende; dejando que Él haga ese control de calidad dentro tuyo para mejorar tu corazón… tu interior… tu vida. Aunque los demás se contenten con las apariencias, te animo a que dejes a un lado esa publicidad y puedas examinar tu interior dejando que Dios te ayude a mejorar.
Que Dios te bendiga.

“Confía siempre en él…
    ábrele tu corazón cuando estés ante él.
    ¡Dios es nuestro refugio!” Salmo 62:8 (NVI)

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